él y a sus compañeros “al abismo” o “mazmorra”, esto es, al infierno, lugar donde Satanás está retenido. Las repetidas órdenes de Cristo de salir de aquel hombre tan terriblemente atormentado, engendró e intensificó aquel temor en estos espíritus inmundos, según se afirma claramente en el versículo 8. Porque él [Jesús] le había estado diciendo, “¡Sal del hombre, espíritu inmundo!”. El relato sigue: 9. Entonces le preguntó, “¿Cómo te llamas?”. ¿Por qué razón Jesús se desentiende de la petición del
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