(4:24, 25); él mismo sale a ellos. Pero esta acción de salir hacia ellos no comienza inmediatamente. Primero entra en una casa con el propósito de estar temporalmente oculto, pero “no podía permanecer oculto” (Mr. 7:24). 22. Entonces, ¿sabéis qué pasó?, una mujer cananea de aquella región salió gritando constantemente: Ten piedad de mí, oh Señor, Hijo de David; mi hija está gravemente atormentada por un demonio. Nótese en primer lugar su actitud reverente hacia Jesús. Ella llama a Jesús “Señor” (véase
Page 654