En otras palabras la gloria de Dios es nuestra esperanza, nuestra salvación y nuestra gloria –nuestro gozo. No invocamos el nombre del Señor simplemente para obtener algo. Invocamos el nombre del Señor para que todo lo que nos separa del Señor sea vencido por la gracia de Dios y tengamos acceso al Señor mismo. “nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios”. Por tanto, hacer que el nombre de Dios –que es la gloria de Dios- sea el propósito de toda Su gracia, es amar, porque este es el propósito