Teniendo esto en mente, puede que meterse en la línea de fuego sea, en verdad, poner la otra mejilla, dejar que el enemigo nos golpee la mejilla en lugar de herir a quienes que amamos. Cristo puso la otra mejilla por nosotros. “Y cuando todo termine debemos amar y perdonar al enemigo” (Dr. George W. Arms). Está claro que Jesús nunca tuvo la intención de que este dicho fuera tomado literalmente. Cuando durante el juicio ante el Sanedrín fue golpeado, no invitó a que abusaran más de él poniendo la