1:14 «cuando es llevado y seducido por su propia pasión» Estos dos verbos se utilizaban para la trampa y el engaño para llevar a los animales a la cautividad. Solemos culpar a otros por nuestros pecados, ya sea Dios, al diablo, nuestros padres, la sociedad, la educación, etc. Somos nuestro propio peor enemigo. La Biblia habla de tres enemigos de la humanidad: el mundo, la carne, y el diablo (ver 4:1–7; Ef 2:1–3). En este contexto, «la carne», es decir nuestra naturaleza adánica, es la culpable (ver
James 1:14