el canon, después de 1 de Juan, los ha colocado a la sombra de éste y los lectores que comienzan por 1 de Juan quizá crean que no hay nada nuevo en ellos. Pero 2 y 3 de Juan por cierto hacen su contribución particular al pensamiento cristiano, y pueden ser leídos con provecho como introducciones a 1 de Juan. Por tanto, aquí me propongo rescatarlos de su relativa obscuridad, invitando al lector a analizarlos primero, antes de ocuparse de 1 de Juan; y creo que leyendo las epístolas en este orden, los
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