The Future of Bible Study Is Here.

You have not started any reading plans.
- More »
Sign in or register for a free account to set your preferred Bible and rate books.


Mal 1. El primer mal que más acompaña a la juventud es el orgullo. Orgullo del corazón, orgullo por la vestimenta, orgullo por las posiciones (1Ti 3:6). Los jóvenes son susceptibles de enorgullecerse por la salud, la fuerza, las amistades, las relaciones, la inteligencia, la riqueza y la sabiduría. Dos cosas son muy raras: una es encontrar a un joven humilde y atento; y otra es ver a un anciano contento y alegre.
Bernardo dijo que el orgullo es el engaño del hombre rico y la experiencia nos dice que el orgullo es el engaño de los jóvenes.1 Dios –dijo uno– tuvo tres hijos: Lucifer, Adán y Cristo; el primero aspiraba a ser como Dios en poder, y por lo tanto, fue arrojado del cielo; el segundo en ser como él en conocimiento, y por lo tanto, fue expulsado merecidamente del Edén cuando era joven; el tercero lo imitó por completo y lo siguió en su bondad, misericordia y humildad, y al hacerlo obtuvo la herencia eterna.2
Recuerden esto jóvenes, al tener y mantener un paraíso háganse y manténganse humildes. El orgullo es un mal que encamina a todos los hombres a todo tipo de mal. Accio, el poeta, aunque era enano fue considerado alto de estatura.3
Sifón, un libio orgulloso, necesitaba ser un dios, y habiendo capturado algunos pájaros, les enseñó a hablar y a parlotear: “el gran dios Sifón”.4
Menecrates, un médico orgulloso, escribió así al rey Felipe: “El dios Menecrates al rey Felipe”.5
El orgulloso Simón en Luciano, teniendo un poco de dinero, cambió su nombre de Simón a Simónides porque había muchos mendigos que eran sus parientes; también prendió fuego a la casa donde había nacido para que nadie la reconociera.6
Qué males tan tristes causaron el orgullo de Faraón, el orgullo de Amán, el orgullo de Herodes y el orgullo de Belsasar; ni siquiera los mencionaré ahora.7
Oh jóvenes, otros tiene una ventana para mirar sus pechos, sus corazones permanecen donde están sus rostros, deberían tener miedo de ustedes mismos, deberían detestarse y aborrecerse a ustedes mismos.
Oh jóvenes, ya que tienen a Dios con ustedes en casa, ya que conocen su mente y sus secretos, ya que se deleitan en Cristo, ya que el Espíritu habita en ustedes, ya que serán honrados entre los santos y acompañados y guardados por los ángeles, sean y manténganse humildes.
El consejo de Tertuliano a los jóvenes galanes de aquellos tiempos era excelente: “Vístanse a sí mismos –dijo él– con la seda de la piedad, con el satín de la santidad y con la púrpura de la modestia; así tendrán a Dios mismo como su pretendiente”.8
Mal 2. El segundo mal al que la juventud está sometida es: a placeres y deleites carnales.9 “Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos” (Ec 11:9). El sabio, con una concesión irónica, le pide que se regocije… en pecado. ¿Estás decidido a seguir tus placeres?, sigue adelante entonces. Dice también a modo de amarga burla: “pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios”. De la misma forma Sansón “hizo allí banquete; porque así solían hacer los jóvenes” (Jueces 14:10). Los corazones de los jóvenes suelen estar muy dispuestos al placer. He leído acerca de un joven muy entregado a los placeres que, estando junto a San Ambrosio y viendo su excelente muerte, se dirigió a los jóvenes al rededor de él y dijo: “¡Ojalá viviera con ustedes y muriera con él!”.
Los placeres carnales son similares a esas langostas (Ap 9:7), en cuyas cabezas se dice que tenían como coronas de oro; en el versículo 10 se dice que tenían aguijones en sus colas.
Los placeres carnales son placeres aparentes,10 pero los dolores que los acompañan son verdaderos y reales. Aquel que se deleite en los placeres carnales, encontrará que sus mayores placeres se convertirán en sus dolores más amargos.
Los paganos miraron las partes posteriores del placer y vieron que se alejaba de ellos dejando una picadura por detrás.
Los placeres se van tan pronto como han acabado con el cuerpo; lo dejan como un racimo de uvas cuyo jugo ha sido extraído; eso le hace a uno decir: Nulla major voluptas, quam voluptatis fastidium: no veo mayor placer en este mundo que el desprecio del placer.
Juliano, siendo un apóstata, pensaba que los placeres del cuerpo estaban muy por debajo de un gran espíritu; y Tully dijo que no es digno del hombre qui unum diem velit esse en voluptate: que pase un día entero en sus placeres. Es mejor no desear los placeres que disfrutar de ellos. “A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto?” (Ec 2:2). La pregunta presenta un desafío a todos los maestros de la alegría para producir cualquier fruto satisfactorio que ofrezca, si así les es posible.
Jerjes, cansado de todos los placeres existentes, prometió recompensas a quienes inventaran nuevos placeres; sin embargo, una vez inventados, permaneció insatisfecho. Así como una abeja vuela de flor en flor y no se satisface, y así como un hombre enfermo va de cama en cama, de asiento en asiento, de cuarto en cuarto buscando alivio sin encontrarlo; así los hombres entregados a los placeres carnales van de placer en placer sin encontrar satisfacción en ellos. “Nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír” (Ec 1:8). Hay una maldición de insatisfacción sobre cada criatura. Los honores no pueden satisfacer al hombre ambicioso, ni las riquezas al codicioso, ni los placeres al hombre carnal. El hombre no puede quitarse el desencanto producido por un placer con otro; después de unos pocos minutos gastados en los placeres, el cuerpo inmediatamente vence a la mente, y la mente al deseo, y el deseo a la satisfacción y, finalmente, a todo el hombre.
Los placeres son Junos en la búsqueda y nubes en el disfrute. El placer es una hermosa prostituta sentada en su carruaje, cuyas cuatro ruedas son el orgullo, la glotonería, la lujuria y la ociosidad. Los dos caballos son la prosperidad y la abundancia, los dos chóferes son la ociosidad y la confianza, sus acompañantes y seguidores son la culpa, el dolor, el arrepentimiento, si es que existe, la muerte y la ruina. Muchos grandes hombres, muchos hombres fuertes, muchos hombres ricos, muchos hombres llenos de esperanzas y muchos jóvenes, han encontrado el fin gracias a ella; pero nunca ninguno disfrutó de plena satisfacción y contentamiento en ella.11
¡Oh jóvenes! Eviten a esta ramera, y no vayan cerca de la puerta de su casa. Y en cuanto a los placeres lícitos, permítanme decir solo una cosa: es sabio solo tocarlos, conocerlos y ejercerlos, así como Mitrídates usó veneno para fortalecer sus extremidades y sus enfermedades ocasionales. Cuando Roger Ascham le preguntó a Jane Grey cómo podía deshacerse de tal afición, la duquesa con su padre, estando de cacería en el parque, sonriendo contestaron: “Toda la actividad en el parque no es más que una sombra del placer que encuentro en este libro” —teniendo un buen libro en la mano.12
Agustín, antes de su conversión, no podía decir cómo vivir sin esos placeres en los que se deleitaba, pero cuando su naturaleza fue cambiada, y su corazón se volvió –por gracia– al Señor dijo: “¡oh, cuán dulce es estar sin esas dulces delicias!”.
Jóvenes, una vez que lleguen a experimentar la bondad y dulzura que hay en el Señor, en su palabra y en sus caminos, entonces se sentarán y se afligirán por haber puesto más vino en la copa que aceite en la lámpara.
No hay placeres tan deleitosos, tan satisfactorios, tan encantadores, tan atractivos y tan duraderos como los que surgen de la unión y la comunión con Dios, como los que fluyen de un sentido de interés en Dios y de un caminar humilde y santo junto a Dios.
Mal 3. El tercer pecado de la juventud es la imprudencia.
Muchas veces saben poco y temen menos, por lo tanto, son propensos a correr apresuradamente hacia el sufrimiento, pero sobre todo hacia el peligro.13 “Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes” (Tito 2:6). Son más propensos a ser precipitados e impulsivos. Como pueden ver en los jóvenes consejeros de Roboam, que le aconsejaron que le dijera al pueblo (1R 12:8–11), que gemía bajo sus cargas: “el menor dedo de los míos es más grueso que los lomos de mi padre. Ahora, pues, mi padre os cargó de pesado yugo, mas yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré con escorpiones”. Este consejo precipitado demostró la ruina de Roboam; el mismo David, aunque era un hombre bueno, siendo joven, ¡tristemente fue alcanzado por la imprudencia! “Vive Jehová Dios de Israel”, dijo él, “que si no te hubieras dado prisa en venir a mi encuentro, de aquí a mañana no le hubiera quedado con vida a Nabal ni un varón” (1Sa 25:34–35). A esto se obligó con un juramento. Debido a que el maestro era neciamente obstinado, los siervos inocentes debían ser también miserables; y porque Nabal fue tacaño con su pan, David tenía que ser el derramador de su sangre.14
¡Oh, qué diferente a un cristiano; David lo lleva lleno de sangre, cautivo a la imprudencia y a la pasión! La imprudencia no admitirá nada por parte de la razón, sino que lo irrazonable dictará a la razón. Así como la pereza rara vez generará acciones para un buen nacimiento, la imprudencia abortará esas acciones antes de estar bien formadas. Un espíritu imprudente es un espíritu impío, un espíritu impulsivo, un espíritu débil, un espíritu afeminado. “De espíritu prudente es el hombre entendido”, o como el hebreo dice, es de un espíritu sereno, no imprudente ni impulsivo, listo en cada momento para librar su alma de la ira (Prv 17:27). La imprudencia acobarda a un hombre y lo ubica debajo de la masculinidad. Eróstrato, un imprudente, en una noche destruyó con fuego el templo de Diana en Éfeso, el cual fue construido en doscientos veinte años, en toda Asia era el más embellecido con el ingenioso trabajo de tantos obreros excelentes. La verdad es que no acabaría de describir los muchos males que son introducidos en el mundo por causa de la imprudencia que normalmente está en la juventud; por lo tanto, jóvenes, rechácenla y protéjanse contra ella.

![]() |
About Manzanas de oro (Vol. II)“La palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!” (1 Prv 15:23). Es a menudo como una “Manzana de oro con figuras de plata” (Prv 25:11). Hay en esta obra muchas palabras importantes para cualquiera, pero especialmente para los jóvenes que comienzan su caminar con el Señor. En palabras del propio Thomas Brooks (puritano del Siglo XIX): Hay muchas cosas en este tratado que son de utilidad para muchos, y varias cosas más que, de momento, no son todos los días predicadas ni leídas. Lo he hecho tan placentero como el tiempo me lo ha permitido, para que así, sea más provechoso al lector y para que pueda impactar mejor al joven por medio de esta obra santa; la cual es un punto alto de la sabiduría celestial, no habiendo más sabiduría que aquella para ganar almas, 2 Co 12:16; Prv 11:13. Es mi oración que este tratado sea tan bendecido por el cielo, como para que pueda ganar a algunos, edificar a otros, y hacer el bien a todos. Así podré descansar. |
Copyright |
Copyright 2018 Editorial Tesoro Bíblico. Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro puede ser reproducida, ni almacenada en ningún sistema de memoria, ni transmitida por cualquier medio sea electrónico, mecánico, fotocopia, grabado etc., excepto por citas breves en artículos analíticos, sin permiso previo de la editorial. Las citas bíblicas son tomadas de la Biblia Reina Valera (RVR) 1960. © Sociedades Bíblicas Unidas. Usado con permiso. |
Support Info | brooks02-es |



