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Manzanas de oro (Vol. I)
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ES MUY DESEABLE Y RECOMENDABLE PARA LOS JÓVENES SER REALMENTE SANTOS A TIEMPO

Otras porciones de las Escrituras muestran que esto es verdad, además de lo que tienes en el texto para confirmarlo; como aquel del segundo libro de Crónicas, cap. 34:1–3, ‘De ocho años era Josías cuando comenzó a reinar, y treinta y un años reinó en Jerusalén. Este hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en los caminos de David su padre, sin apartarse a la derecha ni a la izquierda. A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de David su padre; y a los doce años comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, imágenes de Asera, esculturas, e imágenes fundidas’. Era un honor para Abdías temer al Señor desde su juventud, 1 Reyes 18:3; una corona a Timoteo que conociera la Escritura desde niño, 2 Ti 1:1, 5, 15; y alegría a Juan encontrar a sus hijos caminando en la verdad, 2 Juan 4; 5; Esto revivió su buen corazón, y lo hizo saltar de alegría en su seno. Pasar más tiempo en la prueba de esta verdad, sería sólo encender las velas para ver el sol al mediodía.

Los fundamentos y las razones del punto: ‘Es muy deseable y recomendable para los jóvenes ser realmente santos a tiempo’, son estos que siguen a continuación:1

Razón 1. Primero, porque el Señor lo demanda; y los mandamientos divinos no deben ser disputados, sino obedecidos. En el capítulo 12 de Eclesiastés, versículo uno dice: ‘Acuérdate ahora de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento’. Acuérdate ahora; dice, ahora. Ahora es un átomo; confundirá la sabiduría de un filósofo, la habilidad de un ángel. Ahora es un monosílabo en todos los idiomas: ‘Acuérdate ahora de tu Creador’. Acuérdate de él ahora, instantáneamente, porque no sabes qué día o qué hora podría venir; no puedes decir qué pecado, tentación o juicio mortal te alcanzará, si no lo sabes, incluso ahora, ‘acuérdate de tu Creador’.

Acuérdate ahora de tu Creador’. Acuérdate de conocerlo, acuérdate de amarlo, acuérdate de desearlo, recuerda deleitarte en él, recuerda depender de él, recuerda interesarte en él, recuerda vivir con él, y recuerda caminar con él. ‘Acuérdate ahora de tu Creador’, el hebreo es Creador, Padre, Hijo y Espíritu. Para la creación del hombre, fue formado un concilio en el cielo, en el primer capítulo de Génesis, versículo 26. ‘Acuérdate ahora de tus Creadores’. Acuérdate del Padre, para conocerlo, para conocerlo íntimamente. Recuerda al Hijo, para creer en él, para descansar en él, para abrazarlo, y para renunciar a ti mismo delante de él. Acuérdense del Espíritu, para escuchar y obedecer su voz, para sentir su presencia y para experimentar su influencia.

‘Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud’. No dice en el tiempo de tu juventud, sino ‘en los días de tu juventud’, como para indicar que nuestra vida dura pocos días. Es como un vapor, un pequeño lapso, una flor, una sombra, un sueño, por lo tanto, Séneca correctamente dijo: ‘aunque la muerte esté delante del rostro del anciano, puede estar tan cerca de la espalda del joven’.

La vida del hombre es la sombra del humo, un sueño, una sombra. Uno duda al llamar a esta una vida agonizante o una muerte viva.1

¡Oh, Jóvenes!, Dios les ordena que sean santos a tiempo. Recuerden, jóvenes, que es peligroso descuidar cualquiera de sus mandamientos. Vivir o ejercer la cruz bajo los mandamientos de Dios, bajo la revelación de Dios, nos muestra el valor de la vida de un hombre, como se puede ver en esa triste historia, 1 Reyes 13:24.

Deje que los jóvenes pongan todas sus razones carnales, aunque nunca tan numerosas y pesadas, en una sola balanza y los mandamientos absolutos de Dios en otra, y luego escriba Tekel sobre todas sus razones, serán ‘pesadas al estar en equilibrio, pero al mismo tiempo, serán demasiado livianas’.

¡Oh, señores! Lo que Dios ordene debe ser ejecutado rápidamente, sin negarse o retrasarse, ni discutir las dificultades que se presenten.2 La mayoría de los jóvenes en estos días actúan como los paganos, cuando sus dioses pedían un hombre ofrecían una vela; o como Hércules, que ofreció a un hombre pintado en lugar de una vida. Cuando Dios llama a los jóvenes a servirle en la primavera de su juventud, por lo general posponen ese llamado hasta que son alcanzados por las articulaciones temblorosas, los ojos desgastados, los corazones desvanecidos, las manos y las rodillas débiles; al final, eso es amargura.

Razón (2). Porque tienen medios y oportunidades para ser santos a tiempo.

Nunca los hombres tuvieron mejores medios y mayores oportunidades de ser buenos, de hacer y de recibir el bien, que ahora. ¡Oh, Señor! Cuan sabios, entendidos, santos, divinos y humildes deben ser los jóvenes, al grado de no desear su propia alma. Los jóvenes pueden ser buenos, muy buenos, sí, eminentemente buenos, mejorarían sus medios de gracia, las ofertas de misericordia y los golpes de Cristo, por medio de sus palabras, sus obras y su Espíritu.

Los antiguos ilustraron la oportunidad con una frente velluda pero calva por detrás para significar que mientras un hombre tiene la oportunidad delante de él, puede aferrarse a ella, pero si deja que se marche, no podrá tenerla otra vez.3

Cuántos jóvenes están ahora encadenados eternamente, darían diez mil mundos, si los tuvieran en sus manos, para disfrutar la oportunidad de escuchar un sermón más, hacer una oración más, guardar un sábado más, ¡pero no pueden! Ese es su infierno, su tormento; ese es el escorpión que siempre los está mordiendo, ese es el gusano que siempre los está carcomiendo. ¡Aflicción! ¡Aflicción! para nosotros que hemos descuidado y desperdiciado esas oportunidades doradas que alguna vez tuvimos para que nuestros pecados fueran perdonados, nuestras naturalezas cambiadas, nuestros corazones mejorados, nuestras conciencias purificadas y nuestras almas salvadas. He leído acerca de un rey1 que, no teniendo a nadie quien lo sucediera, espiando un día a un bien favorecido joven, lo llevó a la corte y lo confió a tutores para instruirlo, diciendo que era su voluntad que fuera coronado rey si resultaba apto para el gobierno, y si no, debía ser atado con cadenas y convertido en un esclavo de las galeras. Entonces, cuando creció, los ejecutores del rey, al percibir que tristemente había descuidado aquellos medios y oportunidades por los cuales él podía haber sido apto para el gobierno del estado, lo llamaron ante ellos y le declararon la voluntad del rey para él, la cual llevaron a cabo como correspondía, ya que le hicieron encadenar y fue entregado a las galeras. Ahora bien, ¿Quién puede expresar cuánto se vio afectado y afligido?, con su triste y miserable estado, especialmente cuando se vio a sí mismo, ahora está encadenado, cuando pudo haber caminado con libertad; ahora es un esclavo, cuando pudo haber sido un rey; ahora es rechazado por los turcos, cuando alguna vez pudo haber gobernado sobre los cristianos. La aplicación es fácil.

¡Oh! ¡Jóvenes! ¡Jóvenes! ¿Debe Satanás tomar todas las oportunidades para tentarlos? ¿Debe el mundo tomar todas las oportunidades para seducirlos? ¿Deben acaso los hombres malvados tomar todas las oportunidades para atraparlos y anularlos? y ¿Los amigos cristianos deben tomar todas las oportunidades para superarlos? ¿Los mensajeros fieles de Dios deben tomar todas las oportunidades para salvarlos? ¿Descuidarán una salvación tan grande? He 2:3. Plutarco escribe de Aníbal que cuando pudo tomar Roma, no lo hizo, y cuando quiso tomar Roma no pudo.2 Muchos en su juventud cuando puedan disfrutar de la misericordia de Cristo, del perdón, del cielo, no lo harán; y en la vejez, cuando deseen tener a Cristo, el perdón, la paz, el cielo, no podrán. Dios parece decir como Teseo dijo alguna vez: ‘Ve’, dijo él, ‘y dile a Creonte que Teseo ofrece una oferta bondadosa’. Sin embargo, me complazco de que seamos amigos, si te vas a someter, este es mi primer mensaje, pero si esta oferta no prevalece, busca que esté en tus manos.

Razón (3). Porque multitudes de pecados y tristezas son evitados al ser santos a tiempo, ya que tendrán menos y menos pecados por los cuales responder y arrepentirse.

Cuanto más contemos nuestros días, menos pecados deberíamos tener que contar.3 Así como una copia es más fácil de manchar cuando el polvo está sobre ella, de la misma forma es más fácil que pequemos en la época de nuestra juventud, recordemos que no somos más que polvo. Las lágrimas de los jóvenes penitentes hacen arder más a los demonios que todas las llamas del infierno, por lo cual, todas sus esperanzas son destruidas y el gran debilitador es exterminado y destruido. Mane es el verbo del diablo, él ofrece tiempo, tiempo suficiente para arrepentirse, pero mane es el adverbio de Dios; él pide que se arrepientan pronto, en la mañana de su juventud, porque sus pecados serán menores. ¡Bien jóvenes!, recuerden esto: aquel que no compre, de primera mano, el buen consejo a un precio barato, comprará de segunda mano el arrepentimiento a un precio muy caro.

¡Oh! ¡Jóvenes! ¡Jóvenes! Si no empiezan a ser santos a tiempo, esos pecados que ahora son como joyas brillando en sus ojos, serán piedras de molino sobre sus cuellos que los hundirán por siempre.1 Entre las muchas cosas por las que Beza, en sus últimos momentos, dio gracias a Dios esta fue la primera y la principal, que Él, a la edad de dieciséis años, lo hubiera llamado al conocimiento de la verdad, y así, le hubiera impedido muchos pecados y tristezas que, de otro modo, lo hubieran superado y le hubieran hecho su vida menos feliz y más miserable. Los santos jóvenes a menudo prueban a los antiguos ángeles, pero los viejos pecadores raramente prueban a los buenos santos.2

Razón 4. Porque el tiempo es un talento precioso, que los jóvenes deben considerar. Cuanto antes empiecen a ser santos, más fácil será su rendición de cuentas, especialmente en cuanto a ese gran talento del tiempo. Catón y otros paganos sostenían que debemos dar cuentas, no sólo de nuestro trabajo, sino también de nuestro ocio. En aquel gran día, parecerá que los que han pasado su tiempo en el luto han hecho mucho mejor que aquellos que han pasado su tiempo en el baile; ese día será mucho mejor para los que han pasado muchos días en la humillación, que para los que han pasado muchos días en recreaciones ociosas.

He leído sobre un hombre devoto que cada que oía una campanada más del reloj decía: ‘una hora más por la que tengo que dar cuenta’. ¡Oh, jóvenes!, así como el tiempo es muy valioso, también es muy corto. El tiempo es muy rápido; de repente se va. En el capítulo 9 de Job, versículo 25 dice: ‘Mis días han sido más ligeros que un correo; Huyeron, y no vieron el bien’. La palabra hebrea (kalal) traducida ‘más ligeros que un correo’ significa cualquier cosa que sea ligera, porque las cosas ligeras son rápidas en movimiento.

Los antiguos representaban el tiempo con alas, como si estuviera volando, y no corriendo.3 El tiempo es como el sol, que nunca se queda quieto, sino que sigue en continuo movimiento. El sol se detuvo una vez, sí, y volvió a moverse, pero el tiempo no. El tiempo sigue corriendo y volando. Es una burbuja, una sombra, un sueño. Jóvenes, ¿pueden considerar seriamente esto sin empezar a ser santos? Seguramente no podrán. ¡Señores! Si la tierra entera que pisamos se convirtiera en oro, no sería capaz de comprar un minuto de tiempo. ¡Oh, los lamentos de los condenados por perder un tiempo precioso!4 ¡Oh! ¿Qué no darían para ser libres y disfrutar de los medios de la gracia tan solo por una hora? ¡Oh, con qué atención, con qué intención,5 con qué temblor y derretimiento de corazón, con qué hambre y sed oirían la palabra! El tiempo, dice Bernardo, sería un buen producto en el infierno, su comercialización sería muy lucrativo, ya que, por un día, un hombre daría hasta diez mil mundos, si los tuviera. Jóvenes, ¿En serio pueden creer en esto y no empezar a ser santos?

¡Oh jóvenes!, si aman sus preciosas almas inmortales, si quieren escapar del infierno y llegar al cielo, si quieren ser felices en la vida, bendecidos en la muerte y glorificados después de la muerte, no gasten más de su precioso tiempo bebiendo,1 jugando cartas, dados o bailando; no desperdicien su tiempo, no maldigan su tiempo, no malgasten su tiempo, no tiren su tiempo, empiecen a ser santos, porque el tiempo es un talento por el que Dios les pedirá cuentas.2 ¡Oh jóvenes! Podrían contar sus años, muchos años por venir, pero posiblemente no tengan tantas horas para hacer sus cuentas. Puede ser que esta noche sean llamados, y si su tiempo se ha cumplido, y su obra ha comenzado, en qué situación tan triste estarán. ¿No desearían nunca haber nacido?

Seneca acostumbraba burlarse del liderazgo de los judíos, ya que perdían un día de siete, refiriéndose al sábado.3 Era demasiado cierto para la mayoría de los profesores, jóvenes y ancianos, que perdían no sólo un día de siete sino varios días de los siete.

¡Señores! El tiempo desperdiciado no puede ser recuperado. Las vírgenes insensatas lo experimentaron, Saúl, Herodes y Nerón también aprendieron esto. Los israelitas también lo aprendieron; sí, Jacob, Josías, y David, aunque eran hombres buenos, tuvieron que aprender esto en su vida.4

Los egipcios dibujan el cuadro del tiempo con tres cabezas, la primera de un lobo codicioso, boquiabierto, por el pasado, porque ha devorado vorazmente el recuerdo de tantas cosas pasadas; la segunda de un león con una corona, rugiendo, por el tiempo presente, porque tiene el principado de todas las acciones, para lo cual llama fuerte; la tercera de un perro engañoso, adulador, por el tiempo que viene, porque alimenta a algunos hombres con muchas esperanzas lisonjeras de su ruina eterna. ¡Oh jóvenes!, renuncien a sus intereses con gozo, y con respecto a este don del tiempo que Dios les ha confiado, empiecen a ser santos.

Razón (5). Porque tendrán un mayor consuelo y alegría cuando lleguen a ser ancianos.5

El Salmo 71:5, 17, 18, dice: ‘Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, Seguridad mía desde mi juventud. Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, Y hasta ahora he manifestado tus maravillas. Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, Hasta que anuncie tu poder a la posteridad, Y tu potencia a todos los que han de venir’.

Policarpo pudo decir en su edad avanzada: ‘muchos años he servido a mi amo Cristo, y hasta ahora, ha tratado bien conmigo’.6 Si los recién convertidos viven para ser ancianos, tendrán gozo. Su alegría será el mayor gozo, un gozo como el gozo de la cosecha, un gozo como el gozo que se tiene al repartirse un botín. Su gozo será el más sano gozo, el gozo más profundo, el gozo más santo, el gozo más puro, el gozo más fuerte y el gozo más duradero, Is 9:3. El gozo carnal de los malvados, la gloriosa alegría dorada de los mundanos y la alegría de los hipócritas, no es más que el crepitar de espinas bajo una olla, comparado con el gozo y el consuelo de aquellos que, siendo ya mayores, pueden decir como el buen Abdías dijo: ‘temieron al Señor desde su juventud’. Si cuando eres joven, tus ojos están llenos de lágrimas por el pecado, cuando seas viejo, tu corazón estará lleno de alegrías. Tales hombres tendrán el mejor vino por fin.

¡Oh, que los jóvenes empiecen a ser santos a tiempo, para que tengan la mayor cosecha de gozo cuando lleguen a ser viejos! Es triste estar sembrando la semilla cuando deberían estar cosechando; es mejor hacerlo en el verano de la juventud y no en el invierno de la vejez.

Razón 6. Porque una eternidad de felicidad y gloria depende de aquellos pequeños momentos que les son asignados.

Fue una buena pregunta la que el joven hizo: ‘¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?’ Lucas 10:25. Sé que seré eternamente feliz o eternamente miserable, eternamente bendecido o eternamente maldecido, eternamente salvo o eternamente condenado.

‘¡Oh!, ¿Qué haré para heredar la vida eterna? ¡Mis preocupaciones, mis miedos, mis problemas se enfocan en la eternidad! Ningún tiempo puede alcanzar la eternidad, ninguna edad puede extenderse a la eternidad, ninguna lengua puede expresar la eternidad. La eternidad es ese unum perpetuum hodie, un día perpetuo que nunca tendrá fin; ¿Qué haré o qué no haré para ser feliz por toda la eternidad?1

Ahora soy joven, y estoy en la flor de mis días, pero ¿quién sabe lo que puede traer un día? El mayor peso está sobre los alambres más pequeños,2 la eternidad depende de aquellas pocas horas que respire en este mundo. ¡Oh! ¿Por qué, pues, he de ser santo? Para conocer la santidad de Dios, para creer en la santidad, para arrepentirme, para tener paz y perdón a tiempo, para cambiar mi naturaleza, para tener mi conciencia limpia y mi interés en Cristo antes de que la eternidad me alcance, antes de que mi vaso se derrame, mi sol se ponga, mi carrera termine, para que la noche oscura de la eternidad no me alcance, y me haga miserable para siempre.

He leído de un tal Mirógenes que cuando le enviaron grandes presentes, los envió de regreso, diciendo: ‘sólo deseo una cosa de la mano de tu señor: que ore por mí para que pueda ser salvo por la eternidad’. ¡Oh que todos los jóvenes que hacen de la tierra su cielo, que se deleitan en su paraíso, que comen grosura y beben dulzura, que se visten como ricos y coronan sus cabezas con capullos de rosas, consideren seriamente la eternidad, que escuchen lo referente a la eternidad, que oren por su eternidad, que vivan para la eternidad, y que provean para la eternidad! Lucas 15:12–20. Que puedan decir como ese famoso pintor Zeuxis, Æternitati pingo, pinto para la eternidad.3 Hacemos todo por la eternidad, creemos para la eternidad, nos arrepentimos para la eternidad, obedecemos para la eternidad.

¡Oh! Ruego que no hagan un eterno castigo esas cosas que no puedan ser eternas en su uso.1

¡Oh jóvenes!, Dios los llama, la sangre de Jesucristo los llama, el Espíritu de Cristo en el evangelio los llama, la furia de Satanás los llama, ​​su triste estado y condición los llama, la felicidad y la bienaventuranza de los santos glorificados los llama; todo esto los llama en voz alta para asegurarse una eternidad gloriosa, antes de caer en ese terrible océano. Todo su bien eterno depende de los momentos cortos e inciertos de sus vidas; y si el hilo de sus vidas debe ser cortado antes de que puedan asegurar una eternidad feliz, ¡Ay de ustedes por haber nacido! No digas, tu joven, que eres joven, y que tendrás tiempo suficiente para asegurar tu eternidad, porque la eternidad estará a la puerta, lista para llevarte para siempre. La experiencia de cada día habla por la eternidad para estar tan cerca de la espalda del joven como lo está del rostro del anciano.

¡Oh, toma hoy la corona de la bendita eternidad, para que no seas cortado antes de que llegue el amanecer! Aunque sólo hay una manera de entrar en este mundo hay, sin embargo, miles de maneras de ser enviados fuera de este mundo. ¡Bien jóvenes!, recuerden esto, ya que los movimientos del alma son rápidos, los movimientos de la justicia divina son rápidos también; y si no escuchan la voz de Dios hoy, si no toman en cuenta la eternidad hoy, Dios podría determinar mañana que nunca entren en su reposo, He 3:7, 8, 15, 16, 18, 19. Es una cosa muy triste y peligrosa jugar con Dios, con su palabra, con sus pruebas, con nuestras propias almas y con la eternidad. Por lo tanto, dejen que todos los jóvenes busquen ser santos a tiempo, y que no dejen a aquel que es la bondad en sí mismo hasta que les haya hecho bien, hasta que les haya dado las esperanzas de la eternidad que tanto los hará buenos y los mantendrá en el bien; que los hará felices, y los mantendrá felices por siempre. Si todo esto no es así, entonces sepan que antes de que los temores de la eternidad de la miseria, engendren a ese monstruo desesperado que, como la cabeza de Medusa, asombra con su solo aspecto y estrangula la esperanza, que es el aliento del alma, ciertamente los alcanzará; como se dice, Dum Spiro, Spero, puede ser invertido, Dum, Spero, Spiro; otras miserias pueden herir al espíritu, pero la desesperación lo mata. Mi oración es que ninguno de ustedes experimente esta triste verdad, sino que todos ustedes puedan ser santos de verdad y a tiempo, que les sean dados los dos cielos, un cielo en la tierra y un cielo después de la muerte.

Razón 7. Porque no empiezan a vivir hasta que empiezan a ser realmente santos.

Hasta que no empiecen a ser santos, estarán muertos delante de Dios, de Cristo, de los cielos y en santidad. Hasta que un hombre empiece a ser realmente santo, dejará de estar realmente muerto, y en cuanto a sus obras, sus obras serán llamadas obras muertas, He 9:14. Las obras más brillantes de las personas no regeneradas no son más que obras muertas, porque no proceden de un principio de vida, y además, conducen a la muerte, Ro 6:23, dejan una sentencia de muerte sobre el alma, hasta que esta sea lavada por la sangre del Cordero. En segundo lugar, está muerto con respecto al honor; está muerto a todos los privilegios, no es apto para heredar misericordia. ¿Quién pondrá la corona de la vida sobre un hombre muerto? La corona de la vida es sólo para los cristianos vivos, Ap 2:10. El hijo pródigo estaba muerto hasta que empezó a ser santo, hasta que empezó a recordar la casa de su padre y decidió regresar a ella, ‘mi hijo muerto era, y ha revivido’, Lucas 15:24; y la viuda ‘que se entrega a los placeres, viviendo está muerta’, 1 Ti 5:6.

Cuando Josafat preguntó a Barlaam cuál era su edad, respondió: ‘Cuarenta y cinco años’, a lo cual respondió Josafat: ‘Pareces de setenta años’. ‘Cierto’, dijo él, ‘si consideras mi edad desde que nací; pero no cuento aquellos años que desperdicié en la vanidad’.1

¡Oh, señores! Nunca empezarán a vivir hasta que no empiecen a ser santos en serio. Existe la vida vegetal, la vida de las plantas; en segundo lugar, está la vida animal, la vida de las bestias; en tercer lugar, está la vida de la razón, la vida del hombre; en cuarto lugar, está la vida de la gracia, la vida de los santos; y esta vida no la comenzarán a vivir sino hasta que comiencen a ser santos. Si ‘mejor es perro vivo que león muerto’, como el sabio dice, Ec 9:4, y si una mosca es más excelente que los cielos, porque la mosca tiene la vida, que los cielos no tienen, como dijo el filósofo, en qué triste, pobre y lamentable situación está esa persona que es ajena a la vida de la gracia y de la bondad, ¡está muerta, estando viva!

La mayoría de los hombres sangrarán, sudarán, vomitarán, purgarán sus miembros, sí, y mucho mejor, son el honor de Dios y una buena conciencia para preservar sus vidas naturales; como dice, denme cualquier deformidad, cualquier tormento, cualquier miseria, para ganar mi vida; y, sin embargo, son pocos, muy pocos los que hacen todo lo posible para alcanzar una vida de bondad, o para empezar a ser santos, o bien, para estar muertos al mundo y vivos para Dios, en lugar de estar muertos para Dios y vivos para el mundo. Es lamentable, y muy lamentable que la vida natural sea tan apreciada, y la vida espiritual tan poco considerada.2

Razón 8. Porque la promesa de encontrar a Dios, de disfrutar a Dios, está basada en una búsqueda temprana de Dios.

Prv 8:17, ‘Yo amo a los que me aman, Y me hallan los que temprano me buscan’; o, como dice el hebreo, los que ‘me buscan por la mañana me encontrarán’. Gracias a la luz de la mañana encontramos las cosas que buscamos. Shahhar [שהר] significa buscar inquisitiva, diligente y puntualmente por la mañana. Así como los israelitas iban temprano en la mañana a buscar el maná, Ex 16:21, y así como los estudiantes se levantan temprano en la mañana y se sientan cerca de ella para adquirir conocimiento, así dice la sabiduría aquellos que ‘me busquen en la primavera y en la mañana de su juventud, me encontrarán’.3

Ahora, buscar al Señor temprano es buscar al Señor en primer lugar. Dios tiene en sí mismo todo el bien de los ángeles, de los hombres y de la naturaleza universal; tiene toda gloria, toda dignidad, toda riqueza, todo tesoro, todo placer, todo consuelo, todo gozo, toda bienaventuranza. Dios es perfección infinita en sí mismo, la cual se compone eminente y virtualmente de todas las perfecciones de las criaturas, por lo tanto, debe ser buscado en primer lugar. Lo abstracto lo expresa mejor que lo concreto y los adjetivos; él es un ser, es bondad, es poder, es sabiduría, es justicia, es misericordia, y amor en sí mismo, por lo tanto, digno de ser buscado antes que cualquier otra cosa. Busquen primero las cosas buenas de la mente, dice la filosofía, y ¿no lo dice también la divinidad?

Buscar prontamente es buscar oportunamente, es buscar mientras se presenta la oportunidad, Jueces 9:33, ‘Y por la mañana al salir el sol madruga y cae sobre la ciudad’, es decir, podrás oportunamente caer sobre la ciudad.1

Tales han sido los que, por tener un vaso de agua oportunamente, han obtenido un reino, como se puede ver en la historia de Thaumastus y el rey Agripa.

¡Oh jóvenes, no saben que, por una búsqueda temprana y oportuna de Dios, pueden obtener un reino que no se tambalea, y una gloria que nunca termina! He 12:28.

Hay un momento en el que Dios puede ser hallado, ‘Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano’, Is 55:6; si dejan pasar ese momento, podrían buscarlo y no encontrarlo: ‘clamarán a mí, y no los oiré’; ‘cuando multipliquéis la oración, yo no oiré’; ‘Allí clamarán, y él no oirá’; ‘Entonces me llamarán, y no responderé; Me buscarán de mañana, y no me hallarán’.2 Esta fue la miseria de Saúl, ‘los filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apartado de mí, y no me responde más’, 1 S 28:15. Esta es la justicia que buscarán y no encontrarán al final, la cual podría haber encontrado si hubieran buscado a tiempo y oportunamente.

Una vez más, buscar a tiempo es buscar ferviente y ardientemente: ‘Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte’, Is 26:9. La palabra hebrea significa tanto una búsqueda ferviente como una búsqueda temprana. Por la mañana los espíritus están dispuestos, y los hombres son fervorosos, enérgicos y afectuosos.

¡Oh! Tal búsqueda ciertamente será coronada con la siguiente conclusión: ‘Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré [Heb. marshal] delante de ti, y esperaré’ [hebreo, mirar como un vigilante]. ‘Pero alégrense todos los que en ti confían; Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes’ [hebreo, ‘tú lo cubres, o los proteges’]. ‘En ti se regocijen los que aman tu nombre. Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; Como con un escudo lo rodearás [Hebreo, ‘coronarás’] de tu favor como con un escudo’.3 Ninguno ha buscado así al Señor, pero sí lo han encontrado, o ciertamente lo encontrarán: ‘buscad, y hallaréis’, Mt 7:7; ‘Buscad a Dios, y vivirá vuestro corazón’, Sal 69:32; ‘La oración eficiente y ferviente del justo puede mucho’, Stg 5:16, o como dice el griego, ‘la oración eficaz del justo puede mucho’.4 Esa oración que llama a todo hombre hará maravillas en el cielo, en el corazón y en la tierra. La oración ferviente, como la espada de Saúl y el arco de Jonatán, nunca vuelve vacía.

Alguien hablando de Lutero, quien era un hombre muy serio en la oración, dijo: ‘Hic homo potuit apud Deum quod voluit’, este hombre podría tener lo que quisiera de Dios.

Una vez más, buscar de madrugada es buscar algo en primer lugar y ante todo. Lo que buscamos primero, lo buscamos como algo sumamente importante.1 Entonces, buscar al Señor temprano es buscarlo en primer lugar y ante todo; el Salmo 63:1 dice: ‘Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré’, es decir, te buscaré como mi bien más selecto y principal. Dios es el Alfa, la fuente de donde brota toda gracia, y la Omega, el mar al que corre toda la gloria, por lo tanto, debe ser buscado de madrugada y primordialmente. Dios es perfecto, es recto, Id bonum perfectum dicitur, cui nil accedere, solidum, cui nil decedere potest (Lactantius), es perfecto y nada se le puede añadir; es recto, y nada puede escapar de él. Es un Dios muy bueno y, por lo tanto, debe ser buscado de madrugada y en primer lugar. Dios es puro y simple; él es una luz en la cual no hay tinieblas, en él no hay mal, 1 Juan 1:5. La bondad de la criatura está mezclada, sí, esa poca bondad que está en la criatura se mezcla con mucho mal; pero Dios es bueno, él es puro bien, está sobre todo bien, no es nada más que bondad.2 Dios es suficiente: ‘Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto’, Génesis 17:1. Habet omnia, que habet habentem omnia, (Agustín), él tiene todo, completamente todo. Dios tiene en sí mismo todo poder para defenderte, toda sabiduría para dirigirte, toda misericordia para perdonarte, toda gracia para enriquecerte, toda justicia para vestirte, toda bondad para proveerte y toda felicidad para coronarte. Dios satisface, llena el corazón y calma el alma, Cnt 2:3. En Génesis 33:11 Jacob dice: ‘todo lo que hay aquí es mío’, ‘lo tengo todo’, así lo tiene el hebreo (Cholli), tengo todo, tengo todas las comodidades, todas las delicias, todo contentamiento, etc. Al no tener nada, tengo todas las cosas, porque tengo a Cristo; teniendo todas las cosas en él, ‘no busco otra recompensa, porque él es la recompensa universal’, dijo alguien. Así como el valor de muchas piezas de plata se encuentra en una pieza de oro, todas las insignificantes excelencias que se esparcen en las criaturas se encuentran en Dios, sí, todo el volumen de perfecciones, que es difundida a través del cielo y de la tierra, se personifica en Él. Ningún bien debajo de Él, aun siendo el mayor bien, puede satisfacer al alma. Una buena esposa, un buen hijo, un buen nombre, un buen estado, o un buen amigo, no pueden satisfacer al alma. Esto puede agradar, pero no puede satisfacer. ‘Toda la abundancia, si no es de mi Dios, no es para mí nada más que pobreza y necesidad’, dijo alguien.

¡Oh! Que los jóvenes busquen en la mañana de su juventud, que busquen con prontitud, que busquen con diligencia, que busquen cariñosamente, que busquen diligentemente, que busquen primordial e incansablemente a Dios, quien es bueno, deseable, digno, puro, satisfactorio, totalmente bueno y eterno.3

Razón 9. Porque el tiempo de la juventud es el mejor momento y el más apto para el servicio.

A esta edad su cuerpo está vivo, sus sentidos frescos, su memoria fuerte, y su naturaleza vigorosa. Los días de tu juventud son la primavera y la mañana de tu tiempo, contiene tu mayor fuerza, por lo tanto, Dios requiere tanto de tu juventud, como de tu vejez, tanto del vino de tus tiempos, como de los sedimentos de tal vino, tal como lo puedes ver tipificado en las primicias que fueron dedicadas al Señor, y en los primogénitos, Ex 23:16; Nm 3:13. El momento de tu juventud es el tiempo de la salvación, es el tiempo aceptable; es tu verano, tu tiempo de cosecha.1 ¡Oh joven! Por lo tanto, no duermas, sino levántate y has algo; despierta tu corazón, despierta tu alma, y ​​mejora todo lo que tienes; dedica tu razón, tu fuerza, tu todo, al tesoro de las gracias celestiales, a las preciosas promesas, a las experiencias divinas y a las comodidades espirituales, ve en contra del invierno de la vejez; y entonces, la vejez no será para ti un momento malo, sino como lo fue para Abraham, una ‘buena vejez’ Gn 15:15; no pospongas a Dios con buenas promesas y grandes pretensiones, hasta que tus días de tu juventud se hayan ido, y los días de tu vejez te hayan sobrepasado. Son palabras tristes las del profeta: ‘Maldito el que engaña, el que teniendo machos en su rebaño, promete, y sacrifica a Jehová lo dañado’, Mal 1:14.

¡Oh! jóvenes que son como el almendro,2 ustedes son muchos machos en el rebaño, su fuerza es un macho en su rebaño, su tiempo es un macho en el rebaño, su razón es un macho en el rebaño, su cuerpo es un macho en el rebaño, y sus dones son un macho en el rebaño. Ahora bien, si alguien no tiene más que un macho en su rebaño y ofrece a Dios algo corrupto, una cosa sin valor, sin ningún valor, será maldito, maldito, maldito en casa y maldito en el extranjero, maldito temporal, espiritual y eternamente, ya que tiene muchos machos en su rebaño y, sin embargo, trata tan indignamente, tan fraudulentamente, y de corazón falso con Dios, como para dejarlo con la escoria de su tiempo y fuerza, mientras pasa la primavera de su juventud en el servicio al mundo, a la carne y al diablo, Mt 21:20.

La higuera del Evangelio, que no produjo fruto a tiempo y oportunamente, fue maldecida al ser vista.3 El tiempo de la juventud es el tiempo y la época para producir los frutos de la justicia y la santidad, y si estos frutos no son producidos en su momento, deberían justamente temer que las maldiciones del cielo llenen su alma en secreto y de forma insensible, ¡ay de ustedes! por haber nacido. La mejor manera de prevenir este infierno es darle a Dios la crema y flor de tu juventud, de tu fuerza, de tu tiempo, de tus talentos. Los vasos que son sazonados a tiempo con el sabor de la vida nunca la perderán, Prv 22:6.

Razón 10. Porque la muerte de repente y de manera inesperada se apodera de ustedes; no tienen sus vidas compradas.

La juventud es tan voluble como la vejez. El joven puede encontrar suficientes tumbas de su longitud en los cementerios. Como la madera verde y los troncos viejos se encuentran en un solo fuego, los jóvenes y ancianos pecadores se encontrarán en un solo infierno y arderán juntos. Cuando el joven está en su primavera y en la flor de su vida, podría ser cortado y morir; ‘Este morirá en el vigor de su hermosura (o en la fuerza de su perfección, como el hebreo lo dice), todo quieto y pacífico; Sus vasijas estarán llenas de leche, Y sus huesos serán regados de tuétano’, Job 21:23, 24. Los hijos de David murieron jóvenes, así mismo los de Job y Jeroboam. La experiencia de cada día nos dice que la vida de un joven es tan vaporosa como la de un anciano.1

He leído a un poeta italiano, que describe a un joven correcto, rico y fuere conversando con la muerte en el contexto de un corta césped, con su guadaña en la mano, cortando la vida de los hombres, porque ‘toda carne es hierba’, Is 40:6. ‘¿No perdonarás la persona de ningún hombre?’, dijo el joven. ‘No perdono a nadie’, dijo la muerte; la vida del hombre no es más que un día, un corto día, un día de invierno. Muchas veces el sol cae sobre un hombre antes de que se levante. Tu día es corto, tu obra es grande, tu viaje es largo, y por eso deberías levantarte temprano, y ponerte en marcha hacia el cielo a tiempo, como aquel hombre que tiene un largo viaje que llevar a cabo en un día de invierno.2

La vida del hombre es absolutamente corta: ‘He aquí, diste a mis días término corto’, Sal 39:5. La vida del hombre es corta si la comparas con lo que podría haber alcanzado si hubiera seguido en inocencia. El pecado trajo la muerte; la muerte es un descenso que vino a través de la caída. O si la comparas con el nivel de vida que alcanzaron antes del diluvio, en aquel entonces varios vivieron seis, siete, ocho, novecientos años, Gn 1:9; o si la comparas con los días de Dios, ‘mi edad es como nada delante de ti’ Sal 39:5; o si la comparas con los días de la eternidad.3

¡Oh jóvenes, jóvenes! ¿Pueden considerar seriamente la brevedad de la vida del hombre y desperdiciar su tiempo, las ofertas de la gracia, sus preciosas almas y la eternidad? Seguramente no podrán, seguramente no se atreverán, y si lo hacen, reflexionen sobre la brevedad de la vida del hombre. Se cuenta de Felipe, rey de Macedonia, que le dio una pensión a uno para que viniera a él todos los días a la hora de la cena, y le gritara: ‘Memento te esse mortalem’, recuerda que eres mortal.4

¡Oh! Los jóvenes y los ancianos tienen que pensar en su mortalidad; son demasiado aptos para olvidar ese día, sí, para apartar de ellos los pensamientos de ese día. He leído de tres personas que no podían soportar oír esa amarga palabra de muerte mencionada en sus oídos; y seguramente este tiempo está lleno de tales monstruos.

La vida del hombre es muy corta, por lo tanto, también es muy incierta; ahora bien, ya enfermo; vivo este momento y la muerte será lo siguiente. La muerte no siempre da un aviso previo; a veces da el golpe mortal de repente; viene detrás con su dardo, y golpea a un hombre en el corazón, antes de que pueda decir: ‘¿Me has hallado, enemigo mío?’ 1 Reyes 21:20. Eutico cayó muerto de repente, Hechos 20:9;5 la muerte de repente cayó sobre los hijos de David y los hijos de Job; Augusto murió con un cumplido, Galba con una sentencia, Vespasiano con una sonrisa;6 Zeuxis murió riéndose de la imagen de una anciana que dibujó con su propia mano; Sófocles murió ahogado con la semilla en una uva; Diodoro, el lógico, murió por vergüenza de no poder responder a una pregunta burlona formulada en la mesa por Estilpón; Joannes Measius murió tres horas después de haber predicando sobre la resurrección del hijo de la mujer de Nain.

¡Oh jóvenes!, ¿Aún no tienen una razón, una gran razón para ser santos? Recuerden que la muerte es repentina en sus acercamientos. Nada más seguro que la muerte, y nada más incierto que la vida. Por tanto, conozcan al Señor a tiempo, vuélvanse de sus pecados a tiempo; aférrense al Señor, y pónganse en paz con él a tiempo, nunca digan lo que César Borgia dijo cuando estaba enfermo y a punto de morir: ‘Cuando vivía’, dijo, ‘siempre proveí para todo excepto para la muerte; ahora debo morir, y no estoy preparado para ello’.1

Razón 11. Porque la posibilidad es diez a uno, y no, cien a diez, de que se conviertan o no cuando son jóvenes.

Dios por lo general comienza con aquellos hacia los cuales ha tenido pensamientos de amor y misericordia desde la eternidad.2 Los ejemplos citados para probar la doctrina confirman este argumento; y si miran al mundo, difícilmente encontrarán un santo entre mil, pero fechan su conversión desde el tiempo de su juventud. Fueron los jóvenes los que atravesaron el desierto a Canaán, Nm 26.3 Si el árbol no brota y florece, y da fruto en la primavera, seguramente estará muerto todo el año. Si en la primavera y en la mañana de tus días no das fruto para Dios, es cien por ciento seguro que cuando lo hagas en los días malos de la vejez, no tendrás contentamiento’, Ec 12:1. Porque, como observa el hijo de Sira, si no has plantado nada en tu juventud, ¿qué cosecharás en tu vejez?4 Es raro, muy raro, que Dios siembre y coseche en la vejez. Por lo general Dios siembra la semilla de la gracia en la juventud, la cual produce la cosecha del gozo en la vejez.

Aunque para el verdadero arrepentimiento nunca será demasiado tarde, el arrepentimiento tardío rara vez será verdadero. Millones que están ahora en el infierno, se complacieron con la idea del arrepentimiento posterior. El Señor ha hecho una promesa para el arrepentimiento tardío, pero ¿Dónde ha hecho una promesa de arrepentimiento tardío? Sí, ¿Qué puede ser más justo y equitativo que buscar y no encontrar, encontrar pero sin buscar; y cerrar sus oídos ante sus oraciones tardías, han detenido sus oídos a sus llamadas tempranas?, Prv 1:24–32. Los antiguos guerreros no aceptaban a un anciano en su ejército, por no ser aptos para el servicio; ¿Y piensas que Dios aceptará tus huesos secos, cuando Satanás ya haya succionado todo tu tuétano? ¿Qué señor, qué maestro, tomará a tal para su servicio, cuando ha servido todos sus días a sus enemigos? ¿Dios lo hará? ¿Lo hará? A los circasianos, un tipo de cristianos mestizos, se les enseña a que dividan su vida entre el pecado y la devoción, dedicando su juventud a la rapiña y su vejez al arrepentimiento.1 Si este es tu caso, no me gustaría estar en él ni por ganar diez mil mundos

He leído sobre cierto hombre que fue exhortado en su enfermedad a arrepentirse, a lo cual él contestó, que no se arrepentiría todavía, porque si él se recuperaba, sus compañeros se reirían de él; estando cada vez más y más enfermo, sus amigos le presionaron de nuevo para que se arrepintiera, pero les dijo que ya era demasiado tarde, Quia jam judicatus sum, y condemnatus, ‘ahora’, dijo él, ‘soy juzgado y condenado’.2

MVI

About Manzanas de oro (Vol. I)

“La palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!” (1 Prv 15:23). Es a menudo como una “Manzana de oro con figuras de plata” (Prv 25:11). Hay en esta obra muchas palabras importantes para cualquiera, pero especialmente para los jóvenes que comienzan su caminar con el Señor.

En palabras del propio Thomas Brooks (puritano del Siglo XIX): Hay muchas cosas en este tratado que son de utilidad para muchos, y varias cosas más que, de momento, no son todos los días predicadas ni leídas. Lo he hecho tan placentero como el tiempo me lo ha permitido, para que así, sea más provechoso al lector y para que pueda impactar mejor al joven por medio de esta obra santa; la cual es un punto alto de la sabiduría celestial, no habiendo más sabiduría que aquella para ganar almas, 2 Co 12:16; Prv 11:13. Es mi oración que este tratado sea tan bendecido por el cielo, como para que pueda ganar a algunos, edificar a otros, y hacer el bien a todos. Así podré descansar.

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