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Manzanas de oro (Vol. I)
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EL DEBER Y LA EXCELENCIA DE UN HOMBRE JOVEN

‘Y todo Israel lo endechará, y le enterrarán; porque de los de Jeroboam, sólo él será sepultado, por cuanto se ha hallado en él alguna cosa buena delante de Jehová Dios de Israel, en la casa de Jeroboam’. —1 Reyes 14:13.

Sólo tomaré la última parte de este versículo, porque esta me proporciona la materia más adecuada para mi estudio.

‘Por cuanto se ha hallado en él alguna cosa buena delante de Jehová Dios de Israel, en la casa de Jeroboam’.

Estas palabras son un elogio a la vida de Abías, ‘se ha hallado en él alguna cosa buena delante de Jehová’. Desde niño, en sus años de ternura (v. 3, 12), Abías tenía las semillas de la gracia y la imagen de Dios sobre él, podía discernir entre el bien y el mal, y hacía lo que agradaba al Señor.

La palabra hebrea [Nagnar] traducida niño (v. 3), es a menudo aplicada a lo que llamamos juventud, es decir a los hombres jóvenes; Ex 24:5; Nm 11:28; 1 S 2:17.1

De tal edad y prudencia era Abías, quien podía elegir el bien y rechazar el mal. Era un Lot en Sodoma, era bueno entre los malos. La inclinación de su corazón era hacia lo bueno, mientras que el corazón tanto de su padre como de su madre estaban puestos en el mal. Abías comenzó a ser santo a tiempo. Había dejado a un lado aquel proverbio pestilente: ‘un joven santo y un viejo demonio’. Es la gloria y la bondad de Dios lo que le permite ver el más mínimo bien que hay en alguno de los suyos. Hubo una sola palabra buena en las palabras de Sara para Abraham, y fue que ella lo llamó Señor; Dios la menciona por su honor y elogio, ‘llamándole señor’, 1 Pedro 3:6. Dios ve mucho más sobre un grano de trigo que sobre un montón de paja, sobre una perla brillante que sobre un montón de basura. Dios encontró una perla en Abías, y la puso en su corona, para elogio eterno, ‘se ha hallado en él alguna cosa buena delante de Jehová’. Para la frase, ‘se ha hallado en él’, la palabra hebrea Matsa, a veces significa encontrar sin buscar, Is 65:1, ‘Fui buscado por los que no preguntaban por mí’; así también, el Sal 116:3, ‘Me rodearon ligaduras de muerte, Me encontraron las angustias del Seol; Angustia y dolor había yo hallado’. Encontré problemas que no buscaba; no estaba buscando dolor, pero lo encontré. Hay una elegancia en el original; ‘Me encontraron las angustias del Seol’, es lo que leemos, pero el hebreo dice: ‘Los dolores del infierno me encontraron’. Una palabra significa las dos cosas. Me encontraron y no los encontré. Hablando de Abías, el texto dice: ‘se ha hallado en él alguna cosa buena delante de Jehová’, esto es, se encontró en él, sin buscar, algo bueno delante del Señor. Era lo suficientemente clara y visible. Los hombres podían verla y observarla sin examinar ni buscar. Podían observarlo y ver algo bueno en él para el Señor.

En segundo lugar, la palabra a veces significa encontrar mediante la búsqueda o la investigación, Is 55:6, ‘Buscad a Jehová mientras puede ser hallado’. Así que a través de la búsqueda y la investigación se encontró en Abías, aun en su juventud, ‘alguna cosa buena delante de Jehová’.

En tercer lugar, a veces la palabra señala la obtención de lo que es suficiente, Josué 17:16; Nm 11:22; Jueces 21:14. En Abías había algo bueno para el Señor que era suficiente para evidenciar la obra de la gracia en él, suficiente para satisfacerse, a sí mismo y a otros, de la bondad y la felicidad de su condición, aunque murió en la flor de sus días.

‘Se ha hallado en él alguna cosa buena’. La palabra hebrea Tob, que aquí es traducida ‘buena’, significa:

Primero, lo que es correcto y justo, 2 S 15:3, ‘Mira, tus palabras son buenas y justas’, es decir, justas y correctas.

En segundo lugar, lo que es provechoso, Dt 6:11, ‘casas llenas de todo bien’, es decir, casas llenas de cosas provechosas.

En tercer lugar, lo que es agradable, 2 S 19:27, ‘haz, pues, lo que bien te parezca’, es decir, has lo que sea agradable a tus ojos.

En cuarto lugar, lo que es pleno y completo, Gn 15:15, ‘serás sepultado en buena vejez’, es decir, serás sepultado cuando tu edad sea plena y completa.

En quinto lugar, lo que es alegre y gozoso, 1 S 25:8, ‘hemos venido en buen día’, es decir, hemos venido en un día alegre y gozoso.

Ahora ponga todo junto y podrá ver aquello que fue hallado en Abías cuando era joven, en él fue hallado lo correcto y justo, lo agradable y provechoso, y lo que era motivo de gozo y alegría.

A estas palabras tenemos dos cosas más que considerar.

Primero, que la bondad de este joven estaba delante de Jehová Dios de Israel. Hay muchos que son buenos, mejor dicho, muy buenos delante de los hombres, pero que aún son malos, sí, muy malos delante de Dios.1 Hay algunos que son muy amables con las demás criaturas y, sin embargo, muy poco amables con su Creador. La piedad de muchos hombres hacia las criaturas es como el sol naciente, pero su piedad delante del Señor es como una nube o como el rocío de la mañana, que pronto se seca por los rayos del sol, Oseas 6:4; pero la bondad de Abías estuvo delante del Señor, su bondad miró hacia el Señor, miró hacia la gloria de Dios. Dos cosas hacen a un buen cristiano, buenas acciones y buenas intenciones; y aunque una buena intención no hace a una mala acción buena, como le sucedió a Uza, una mala intención sí hace a una buena acción mala, como en el caso de Jehú, cuya justicia fue aprobada pero su política castigada, vea el primer capítulo de Oseas en el verso cuatro. Sin duda, las acciones de Abías eran buenas y también sus propósitos, esto era precisamente su gloria, que su bondad estuviera ‘delante de Jehová’.1

Se dice que los catanenses hicieron un monumento de gran magnificencia en memoria de dos hijos que tomaron a sus padres ancianos sobre sus espaldas y los cargaron a través del fuego en el momento en que su casa estaba toda envuelta en llamas.2 Estos jóvenes eran buenos delante de sus padres; pero ¿Cómo puede compararse esto con la bondad de Abías ‘delante de Jehová’? Un hombre no puede ser bueno delante del Señor, y no ser bueno delante de los demás; sin embargo, un hombre puede ser bueno delante de los demás, y no ser bueno delante del Señor. ¡Oh, esas prácticas de los hombres no dieron un buen testimonio diario de esta afirmación!3

En segundo lugar, él era bueno entre los malos. Era bueno ‘en la casa de Jeroboam’. Está de moda parecer o al menos ser bueno entre los buenos; pero para ser realmente bueno entre los que son malos, entre los que son eminentemente malos, hace falta no sólo bondad, sino un gran grado de bondad. Este joven era bueno en la casa de Jeroboam, quien hizo que todo Israel pecara; quien fue inútil, quien fue nada, absolutamente nada; y, sin embargo, Abías, como los peces que viven en el mar salado son dulces, aun viviendo en un sumidero, en un mar de maldad, conservó su ‘bondad delante del Señor’.

Dicen que las rosas son más dulces cuando son plantadas con ajo. Son cristianos dulces y raros que ciertamente mantienen su bondad y crecen en bondad ahí donde la maldad se sienta en su trono, de esta forma vivió el joven del texto.

Ser trigo entre cizaña, maíz entre paja, perlas entre almejas, y rosas entre espinos, es excelente.

Ser un Jonatán en la corte de Saúl, ser un Obadías en la corte de Acab, ser un Ebed-melec en la corte de Sedequías y ser un Abías en la corte de Jeroboam, es una maravilla, un milagro.

Ser un Lot en Sodoma, un Abraham en Caldea, un Daniel en Babilonia, un Nehemías en Damasco, y un Job en la tierra de Uz,4 es ser un santo entre los demonios; así vivió el joven del texto.

Los poetas afirman que Venus nunca fue tan hermosa como cuando se sentó al lado del Vulcano negro. Las almas benévolas brillan más claramente cuando se sientan junto a personas con una condición pecadora. El rostro de Esteban nunca brilló tan angelicalmente o tan gloriosamente en la iglesia, donde todos eran virtuosos, como en el concilio, donde todos eran despiadados y malignos. Así que Abías era una estrella brillante, un sol brillante en la corte de Jeroboam, la cual por iniquidad y profanidad era un verdadero infierno.

Las palabras que he escogido nos proporcionarán varias observaciones, pero nombraré sólo una, la cual desarrollaré en este momento.

MVI

About Manzanas de oro (Vol. I)

“La palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!” (1 Prv 15:23). Es a menudo como una “Manzana de oro con figuras de plata” (Prv 25:11). Hay en esta obra muchas palabras importantes para cualquiera, pero especialmente para los jóvenes que comienzan su caminar con el Señor.

En palabras del propio Thomas Brooks (puritano del Siglo XIX): Hay muchas cosas en este tratado que son de utilidad para muchos, y varias cosas más que, de momento, no son todos los días predicadas ni leídas. Lo he hecho tan placentero como el tiempo me lo ha permitido, para que así, sea más provechoso al lector y para que pueda impactar mejor al joven por medio de esta obra santa; la cual es un punto alto de la sabiduría celestial, no habiendo más sabiduría que aquella para ganar almas, 2 Co 12:16; Prv 11:13. Es mi oración que este tratado sea tan bendecido por el cielo, como para que pueda ganar a algunos, edificar a otros, y hacer el bien a todos. Así podré descansar.

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