No simpatizamos con la declaración calva e incondicional “Una vez salvo, siempre salvo”. En una publicación emitida por un conocido “Instituto Bíblico” aparece lo siguiente. “Fui a la celda de muerte de ese condenado en… prisión hace unos días. Fui a contarle del perdón de mi rey. No tenía derecho a ofrecerle el perdón del estado… pero podía contarle sobre Aquel que ocupó su lugar en la cruz del Calvario, ofreciendo la redención eterna de la pena del pecado, para que pudiera ser justificado ante