Y finalmente, un buen pastor se alegra cuando consigue recuperar una oveja perdida y conducirla de nuevo al redil. Del mismo modo, el Señor se regocija con la conversión de los pecadores: “Habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento”.[19] SAMUEL SMITH [1588-1665] en “The Chiefe Shepheard; or an Exposition upon ye Twenty-third Psalme”, 1625. El Señor es mi pastor. Observando los rebaños en el campo, he notado que algunas