Aconteció que, cuando se cumplía el tiempo en que había de ser recibido arriba, él afirmó su rostro para ir a Jerusalén.
Envió mensajeros delante de sí, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos, pero no le recibieron porque vieron en su cara que iba a Jerusalén. Al ver esto sus discípulos Jacobo y Juan, le dijeron:
—Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo y los consuma?
El se dio vuelta y los reprendió,y fueron a otra aldea.
Luke 9:51–56