Mientras él aún hablaba, vinieron de la casa del principal de la sinagoga, diciendo:
—Tu hija ha muerto. ¿Para qué molestas más al Maestro?
Pero Jesús, sin hacer caso a esta palabra que se decía, dijo al principal de la sinagoga:
—No temas; sólo cree.
Y no permitió que nadie le acompañara, sino Pedro, Jacobo y Juan, el hermano de Jacobo. Llegaron a la casa del principal de la sinagoga, y él vio el alboroto y los que lloraban y lamentaban mucho. Y al entrar, les dijo:
—¿Por qué...
Mark 5:35–42