Alaba, alma mía, al SEÑOR;
alabe todo mi ser su santo nombre.
Alaba, alma mía, al SEÑOR,
y no olvides ninguno de sus beneficios.
Él perdona todos tus pecados
y sana todas tus dolencias;
él rescata tu vida del sepulcro
y te cubre de amor y compasión;
él colma de bienes tu vida
y te rejuvenece como a las águilas.
El SEÑOR hace justicia
y defiende a todos los oprimidos.
Dio a conocer sus caminos...
Psalm 103:1–22