La palabra del SEÑOR vino a Jeremías después de que Nabuzaradán, el comandante de la guardia, lo había dejado libre en Ramá. Allí lo había encontrado Nabuzaradán preso y encadenado, entre todos los cautivos de Judá y Jerusalén que eran deportados a Babilonia. El comandante de la guardia tomó aparte a Jeremías, y le dijo: «El SEÑOR tu Dios decretó esta calamidad para este lugar, y ahora el SEÑOR ha cumplido sus amenazas. Todo esto les ha pasado porque pecaron contra el SEÑOR y desobedecieron...
Jeremiah 40:1–16