Después de esto, la palabra del SEÑOR vino a Abram en una visión:
«No temas, Abram.
Yo soy tu escudo,
y muy grande será tu recompensa.»
Pero Abram le respondió:
—SEÑOR y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados.
—¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero—le contestó el SEÑOR—. Tu heredero será tu propio...
Genesis 15:1–6