Éstas son las palabras del Maestro, hijo de David, rey en Jerusalén.
Lo más absurdo de lo absurdo,
—dice el Maestro—,
lo más absurdo de lo absurdo,
¡todo es un absurdo!
¿Qué provecho saca el hombre
de tanto afanarse en esta vida?
Generación va, generación viene,
mas la tierra siempre es la misma.
Sale el sol, se pone el sol,
y afanoso vuelve a su punto de origen
para de allí volver a salir.
...
Ecclesiastes 1:1–18