Les dije: «Si les parece bien, páguenme mi jornal; de lo contrario, quédense con él.» Y me pagaron sólo treinta monedas de plata. ¡Valiente precio el que me pusieron!
Entonces el SEÑOR me dijo: «Entrégaselas al fundidor.» Así que tomé las treinta monedas de plata y se las di al fundidor del templo del SEÑOR.
Zechariah 11:12–13