Yo estuve a punto de caer,
y poco me faltó para que resbalara.
Sentí envidia de los arrogantes,
al ver la prosperidad de esos malvados.
Ellos no tienen ningún problema;
su cuerpo está fuerte y saludable.
Libres están de los afanes de todos;
no les afectan los infortunios humanos.
Por eso lucen su orgullo como un collar,
y hacen gala de su violencia.
¡Están que revientan de malicia,
y hasta se les ven...
Psalm 73:2–16