La ira del SEÑOR se encendió contra su pueblo;
su heredad le resultó aborrecible.
Por eso los entregó a los paganos,
y fueron dominados por quienes los odiaban.
Sus enemigos los oprimieron,
los sometieron a su poder.
Muchas veces Dios los libró;
pero ellos, empeñados en su rebeldía,
se hundieron en la maldad.
Al verlos Dios angustiados,
y al escuchar su clamor,
se acordó del pacto que había hecho con...
Psalm 106:40–46