Rindieron culto a sus ídolos,
y se les volvieron una trampa.
Ofrecieron a sus hijos y a sus hijas
como sacrificio a esos demonios.
Derramaron sangre inocente,
la sangre de sus hijos y sus hijas.
Al ofrecerlos en sacrificio a los ídolos de Canaán,
su sangre derramada profanó la tierra.
Psalm 106:36–38