¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR!
Alaba, alma mía, al SEÑOR.
Alabaré al SEÑOR toda mi vida;
mientras haya aliento en mí, cantaré salmos a mi Dios.
No pongan su confianza en gente poderosa,
en simples mortales, que no pueden salvar.
Exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
y ese mismo día se desbaratan sus planes.
Dichoso aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob,
cuya esperanza está en el SEÑOR su Dios,
creador...
Psalm 146:1–10