A ti clamo, SEÑOR; ven pronto a mí.
¡Atiende a mi voz cuando a ti clamo!
Que suba a tu presencia mi plegaria
como una ofrenda de incienso;
que hacia ti se eleven mis manos
como un sacrificio vespertino.
SEÑOR, ponme en la boca un centinela;
un guardia a la puerta de mis labios.
No permitas que mi corazón se incline a la maldad,
ni que sea yo cómplice de iniquidades;
no me dejes participar de banquetes
...
Psalm 141:1–10