Tú, entonces, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú, ¿por qué lo menosprecias? ¡Todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios! Está escrito:
«Tan cierto como que yo vivo—dice el Señor—,
ante mí se doblará toda rodilla
y toda lengua confesará a Dios.»
Así que cada uno de nosotros tendrá que dar cuentas de sí a Dios.
Romans 14:10–12