Confía en el SEÑOR de todo corazón,
y no en tu propia inteligencia.
Reconócelo en todos tus caminos,
y él allanará tus sendas.
No seas sabio en tu propia opinión;
más bien, teme al SEÑOR y huye del mal.
Esto infundirá salud a tu cuerpo
y fortalecerá tu ser.
Honra al SEÑOR con tus riquezas
y con los primeros frutos de tus cosechas.
Así tus graneros se llenarán a reventar
y tus bodegas rebosarán de vino...
Proverbs 3:5–31:31