¿No debías tú también haberte compadecido de tu compañero, así como yo me compadecí de ti?” Y enojado, su señor lo entregó a los carceleros para que lo torturaran hasta que pagara todo lo que debía.
»Así también mi Padre celestial los tratará a ustedes, a menos que cada uno perdone de corazón a su hermano.
Matthew 18:33–35