Después de despedir a la gente, subió a la montaña para orar a solas. Al anochecer, estaba allí él solo, y la barca ya estaba bastante lejos de la tierra, zarandeada por las olas, porque el viento le era contrario.
En la madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago. Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el agua, quedaron aterrados.
—¡Es un fantasma!—gritaron de miedo.
Pero Jesús les dijo en seguida:
—¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo.
—Señor, si eres...
Matthew 14:23–32