¡El oro ha perdido su lustre!
¡Se ha empañado el oro fino!
¡Regadas por las esquinas de las calles
se han quedado las joyas sagradas!
A los apuestos habitantes de Sión,
que antaño valían su peso en oro,
hoy se les ve como vasijas de barro,
¡como la obra de un alfarero!
Hasta los chacales ofrecen el pecho
y dan leche a sus cachorros,
pero Jerusalén ya no tiene sentimientos;
¡es como los avestruces del...
Lamentations 4:1–22