En la región montañosa de Efraín había un hombre llamado Micaías, quien le dijo a su madre:
—Con respecto a las mil cien monedas de plata que te robaron y sobre las cuales te oí pronunciar una maldición, yo tengo esa plata; yo te la robé.
Su madre le dijo:
—¡Que el SEÑOR te bendiga, hijo mío!
Cuando Micaías le devolvió a su madre las mil cien monedas de plata, ella dijo:
—Solemnemente consagro mi plata al SEÑOR para que mi hijo haga una imagen tallada y un ídolo de fundición. Ahora...
Judges 17:1–13