Pasado algún tiempo, durante la cosecha de trigo, Sansón tomó un cabrito y fue a visitar a su esposa.
—Voy a la habitación de mi esposa—dijo él.
Pero el padre de ella no le permitió entrar, sino que le dijo:
—Yo estaba tan seguro de que la odiabas, que se la di a tu amigo. ¿Pero acaso no es más atractiva su hermana menor? Tómala para ti, en lugar de la mayor.
Sansón replicó:
—¡Esta vez sí que no respondo por el daño que les cause a los filisteos!
Así que fue y cazó trescientas...
Judges 15:1–20