Job, retomando la palabra, dijo:
«¡Cómo añoro los meses que se han ido,
los días en que Dios me cuidaba!
Su lámpara alumbraba sobre mi cabeza,
y por su luz podía andar entre tinieblas.
¡Qué días aquellos, cuando yo estaba en mi apogeo
y Dios bendecía mi casa con su íntima amistad!
»Cuando aún estaba conmigo el Todopoderoso,
y mis hijos me rodeaban;
cuando ante mí corrían ríos de crema,
y de las rocas...
Job 29:1–25