Cuando Jeremías terminó de comunicarle al pueblo todo lo que el SEÑOR su Dios le había encomendado decirles, Azarías hijo de Osaías, Johanán hijo de Carea, y todos los arrogantes le respondieron a Jeremías: «¡Lo que dices es una mentira! El SEÑOR nuestro Dios no te mandó a decirnos que no vayamos a vivir a Egipto.
Jeremiah 43:1–2