Miré a la tierra, y era un caos total;
miré a los cielos, y todo era tinieblas.
Miré a las montañas, y estaban temblando;
¡se sacudían todas las colinas!
Miré, y no quedaba nadie;
habían huido todas las aves del cielo.
Miré, y la tierra fértil era un desierto;
yacían en ruinas todas las ciudades,
por la acción del SEÑOR,
por causa de su ardiente ira.
Jeremiah 4:23–26