Y ahora dice el SEÑOR,
que desde el seno materno me formó
para que fuera yo su siervo,
para hacer que Jacob se vuelva a él,
que Israel se reúna a su alrededor;
porque a los ojos del SEÑOR soy digno de honra,
y mi Dios ha sido mi fortaleza:
«No es gran cosa que seas mi siervo,
ni que restaures a las tribus de Jacob,
ni que hagas volver a los de Israel,
a quienes he preservado.
Yo te pongo ahora como luz...
Isaiah 49:5–6