Efectivamente, si ese primer pacto hubiera sido perfecto, no habría lugar para un segundo pacto. Pero Dios, reprochándoles sus defectos, dijo:
«Vienen días—dice el Señor—,
en que haré un nuevo pacto
con la casa de Israel
y con la casa de Judá.
No será un pacto
como el que hice con sus antepasados
el día en que los tomé de la mano
y los saqué de Egipto,
ya que ellos no permanecieron fieles a mi pacto,
y yo los...
Hebrews 8:7–12