Dios, en el principio,
creó los cielos y la tierra.
La tierra era un caos total,
las tinieblas cubrían el abismo,
y el Espíritu de Dios se movía
sobre la superficie de las aguas.
Y dijo Dios: «¡Que exista la luz!»
Y la luz llegó a existir.
Dios consideró que la luz era buena
y la separó de las tinieblas.
A la luz la llamó «día»,
y a las tinieblas, «noche».
Y vino la noche, y llegó la mañana:
...
Genesis 1:1–6:8