En ese momento se les abrieron los ojos, y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso, para cubrirse entretejieron hojas de higuera.
Cuando el día comenzó a refrescar, oyeron el hombre y la mujer que Dios andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los árboles, para que Dios no los viera. Pero Dios el SEÑOR llamó al hombre y le dijo:
—¿Dónde estás?
El hombre contestó:
—Escuché que andabas por el jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí.
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Genesis 3:7–11