Transcurría el año veinticinco del exilio cuando el SEÑOR puso su mano sobre mí, y me llevó a Jerusalén. Esto sucedió al comenzar el año, el día diez del mes primero, es decir, catorce años después de la toma de Jerusalén. En una visión divina, Dios me trasladó a la tierra de Israel y me colocó sobre un monte muy alto. Desde allí, mirando al sur, había unos edificios que parecían una ciudad. Dios me llevó allí, y vi un hombre que parecía hecho de bronce. Estaba de pie junto a la puerta y en...
Ezekiel 40:1–49