El SEÑOR me dirigió la palabra: «Hijo de hombre, te cuento que había dos mujeres, hijas de una misma madre. Desde jóvenes se dejaron manosear los senos; en Egipto se prostituyeron y dejaron que les acariciaran sus pechos virginales. La mayor se llamaba Aholá, y la menor, Aholibá. Me uní a ellas, y me dieron hijos e hijas. (Aholá representa a Samaria, y su hermana Aholibá, a Jerusalén.) Mientras Aholá me pertenecía, me fue infiel y se enamoró perdidamente de sus amantes los asirios, todos...
Ezekiel 23:1–49