Eliseo contestó:
—Oigan la palabra del SEÑOR, que dice así: “Mañana a estas horas, a la entrada de Samaria, podrá comprarse una medida de flor de harina con una sola moneda de plata, y hasta una doble medida de cebada por el mismo precio.”
El ayudante personal del rey replicó:
—¡No me digas! Aun si el SEÑOR abriera las ventanas del cielo, ¡no podría suceder tal cosa!
—Pues lo verás con tus propios ojos—le advirtió Eliseo—, pero no llegarás a comerlo.
Ese día, cuatro hombres que...
2 Kings 7:1–20