Cuando Salomón terminó de construir el templo del SEÑOR y el palacio real, cumpliendo así todos sus propósitos y deseos, el SEÑOR se le apareció por segunda vez, como lo había hecho en Gabaón, y le dijo:
«He oído la oración y la súplica que me has hecho. Consagro este templo que tú has construido para que yo habite en él por siempre. Mis ojos y mi corazón siempre estarán allí.
»En cuanto a ti, si me sigues con integridad y rectitud de corazón, como lo hizo tu padre David, y...
1 Kings 9:1–28