Las promesas del SEÑOR son puras
como la plata refinada en el horno,
purificada siete veces.
Por lo tanto, SEÑOR, sabemos que protegerás a los oprimidos;
los guardarás para siempre de esta generación mentirosa,
aunque los malvados anden pavoneándose
y se alabe el mal por toda la tierra.
Psalm 12:6–8