Hijo mío, ¿por qué dejarte cautivar por una mujer inmoral
o acariciar los pechos de una mujer promiscua?
Pues el SEÑOR ve con claridad lo que hace el hombre,
examina cada senda que toma.
Un hombre malvado queda preso por sus propios pecados;
son cuerdas que lo atrapan y no lo sueltan.
Morirá por falta de control propio;
se perderá a causa de su gran insensatez.
Proverbs 5:20–23