Hace catorce años fui llevado hasta el tercer cielo. Si fue en mi cuerpo o fuera de mi cuerpo no lo sé; sólo Dios lo sabe. Es cierto, sólo Dios sabe si estaba yo en mi cuerpo o fuera del cuerpo; pero sí sé que fui llevado al paraíso y oí cosas tan increíbles que no pueden expresarse con palabras, cosas que a ningún humano se le permite contar.
De esa experiencia vale la pena jactarse, pero no voy a hacerlo. Sólo me jactaré de mis debilidades. Si quisiera jactarme, no sería ningún necio al...
2 Corinthians 12:2–10