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Romanos 2:1–16:27

El justo juicio de Dios

2

1Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo;a porque tú que juzgas haces lo mismo. 2Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. 3¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? 4¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? 5Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, 6el cual pagará a cada uno conforme a sus obras:b 7vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, 8pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; 9tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, 10pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; 11porque no hay acepción de personas para con Dios.c

12Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; 13porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. 14Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, 15mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, 16en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.

Los judíos y la ley

17He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios, 18y conoces su voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor, 19y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas, 20instructor de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la forma de la ciencia y de la verdad. 21Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? 22Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio? 23Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios? 24Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.d

25Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión. 26Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión? 27Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley. 28Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; 29sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.

3

1¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? 2Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios. 3¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? 4De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito:

Para que seas justificado en tus palabras,

Y venzas cuando fueres juzgado.a

5Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre.) 6En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo? 7Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pecador? 8¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirman que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes?

No hay justo

9¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. 10Como está escrito:

No hay justo, ni aun uno;

11 No hay quien entienda,

No hay quien busque a Dios.

12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;

No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.b

13 Sepulcro abierto es su garganta;

Con su lengua engañan.c

Veneno de áspides hay debajo de sus labios;d

14 Su boca está llena de maldición y de amargura.e

15 Sus pies se apresuran para derramar sangre;

16 Quebranto y desventura hay en sus caminos;

17 Y no conocieron camino de paz.f

18 No hay temor de Dios delante de sus ojos.g

19Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; 20ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él;h porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.

La justicia es por medio de la fe

21Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,i para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.

27¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. 28Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley. 29¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles. 30Porque Dios es uno, y él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión. 31¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley.

El ejemplo de Abraham

4

1¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? 2Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. 3Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia.a 4Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; 5mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. 6Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, 7diciendo:

Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas,

Y cuyos pecados son cubiertos.

8 Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.b

9¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia. 10¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión. 11Y recibió la circuncisiónc como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia; 12y padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado.

La promesa realizada mediante la fe

13Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo,d sino por la justicia de la fe. 14Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa.e 15Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.

16Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotrosf 17(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentesg) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen. 18El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.h 19Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien añosi), o la esterilidad de la matriz de Sara. 20Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, 21plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; 22por lo cual también su fe le fue contada por justicia. 23Y no solamente con respecto a él se escribió que le fue contada, 24sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, 25el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.

Resultados de la justificación

5

1Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; 2por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. 3Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 4y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros

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