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Juan 7:1–17:26

Incredulidad de los hermanos de Jesús

7

1Después de estas cosas, andaba Jesús en Galilea; pues no quería andar en Judea, porque los judíos procuraban matarle. 2Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos;a 3y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. 4Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. 5Porque ni aun sus hermanos creían en él. 6Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto. 7No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a mí me aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas. 8Subid vosotros a la fiesta; yo no subo todavía a esa fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido. 9Y habiéndoles dicho esto, se quedó en Galilea.

Jesús en la fiesta de los tabernáculos

10Pero después que sus hermanos habían subido, entonces él también subió a la fiesta, no abiertamente, sino como en secreto. 11Y le buscaban los judíos en la fiesta, y decían: ¿Dónde está aquél? 12Y había gran murmullo acerca de él entre la multitud, pues unos decían: Es bueno; pero otros decían: No, sino que engaña al pueblo. 13Pero ninguno hablaba abiertamente de él, por miedo a los judíos.

14Mas a la mitad de la fiesta subió Jesús al templo, y enseñaba. 15Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado? 16Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. 17El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta. 18El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia. 19¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros cumple la ley? ¿Por qué procuráis matarme? 20Respondió la multitud y dijo: Demonio tienes; ¿quién procura matarte? 21Jesús respondió y les dijo: Una obra hice, y todos os maravilláis. 22Por cierto, Moisés os dio la circuncisiónb (no porque sea de Moisés, sino de los padresc); y en el día de reposo* circuncidáis al hombre. 23Si recibe el hombre la circuncisión en el día de reposo,* para que la ley de Moisés no sea quebrantada, ¿os enojáis conmigo porque en el día de reposo* sané completamente a un hombre?d 24No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.

¿Es éste el Cristo?

25Decían entonces unos de Jerusalén: ¿No es éste a quien buscan para matarle? 26Pues mirad, habla públicamente, y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido en verdad los gobernantes que éste es el Cristo? 27Pero éste, sabemos de dónde es; mas cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde sea. 28Jesús entonces, enseñando en el templo, alzó la voz y dijo: A mí me conocéis, y sabéis de dónde soy; y no he venido de mí mismo, pero el que me envió es verdadero, a quien vosotros no conocéis. 29Pero yo le conozco, porque de él procedo, y él me envió. 30Entonces procuraban prenderle; pero ninguno le echó mano, porque aún no había llegado su hora. 31Y muchos de la multitud creyeron en él, y decían: El Cristo, cuando venga, ¿hará más señales que las que éste hace?

Los fariseos envían alguaciles para prender a Jesús

32Los fariseos oyeron a la gente que murmuraba de él estas cosas; y los principales sacerdotes y los fariseos enviaron alguaciles para que le prendiesen. 33Entonces Jesús dijo: Todavía un poco de tiempo estaré con vosotros, e iré al que me envió. 34Me buscaréis, y no me hallaréis; y a donde yo estaré, vosotros no podréis venir. 35Entonces los judíos dijeron entre sí: ¿Adónde se irá éste, que no le hallemos? ¿Se irá a los dispersos entre los griegos, y enseñará a los griegos? 36¿Qué significa esto que dijo: Me buscaréis, y no me hallaréis; y a donde yo estaré, vosotros no podréis venir?

Ríos de agua viva

37En el último y gran día de la fiesta,e Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. 38El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.f 39Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.

División entre la gente

40Entonces algunos de la multitud, oyendo estas palabras, decían: Verdaderamente éste es el profeta. 41Otros decían: Este es el Cristo. Pero algunos decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo? 42¿No dice la Escritura que del linaje de David, y de la aldea de Belén,g de donde era David, ha de venir el Cristo? 43Hubo entonces disensión entre la gente a causa de él. 44Y algunos de ellos querían prenderle; pero ninguno le echó mano.

¡Nunca ha hablado hombre así!

45Los alguaciles vinieron a los principales sacerdotes y a los fariseos; y éstos les dijeron: ¿Por qué no le habéis traído? 46Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre! 47Entonces los fariseos les respondieron: ¿También vosotros habéis sido engañados? 48¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes, o de los fariseos? 49Mas esta gente que no sabe la ley, maldita es. 50Les dijo Nicodemo, el que vino a él de noche,h el cual era uno de ellos: 51¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye, y sabe lo que ha hecho? 52Respondieron y le dijeron: ¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta.

La mujer adúltera

53Cada uno se fue a su casa;

8

1y Jesús se fue al monte de los Olivos. 2Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba. 3Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, 4le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. 5Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres.a Tú, pues, ¿qué dices? 6Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. 7Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. 8E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. 9Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. 10Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? 11Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.

Jesús, la luz del mundo

12Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo;b el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. 13Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es verdadero.c 14Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy. 15Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie. 16Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el que me envió, el Padre. 17Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. 18Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí. 19Ellos le dijeron: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais. 20Estas palabras habló Jesús en el lugar de las ofrendas, enseñando en el templo; y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora.

A donde yo voy, vosotros no podéis venir

21Otra vez les dijo Jesús: Yo me voy, y me buscaréis, pero en vuestro pecado moriréis; a donde yo voy, vosotros no podéis venir. 22Decían entonces los judíos: ¿Acaso se matará a sí mismo, que dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir? 23Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. 24Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis. 25Entonces le dijeron: ¿Tú quién eres? Entonces Jesús les dijo: Lo que desde el principio os he dicho. 26Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; pero el que me envió es verdadero; y yo, lo que he oído de él, esto hablo al mundo. 27Pero no entendieron que les hablaba del Padre. 28Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo. 29Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada. 30Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él.

La verdad os hará libres

31Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. 33Le respondieron: Linaje de Abraham somos,d y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?

34Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. 35Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. 36Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. 37Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros. 38Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre.

Sois de vuestro padre el diablo

39Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. 40Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham. 41Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un

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