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Job 4:1–5:27

Elifaz reprende a Job

4

1Entonces respondió Elifaz temanita, y dijo:

2 Si probáremos a hablarte, te será molesto;

Pero ¿quién podrá detener las palabras?

3 He aquí, tú enseñabas a muchos,

Y fortalecías las manos débiles;

4 Al que tropezaba enderezaban tus palabras,

Y esforzabas las rodillas que decaían.

5 Mas ahora que el mal ha venido sobre ti, te desalientas;

Y cuando ha llegado hasta ti, te turbas.

6 ¿No es tu temor a Dios tu confianza?

¿No es tu esperanza la integridad de tus caminos?

7 Recapacita ahora; ¿qué inocente se ha perdido?

Y ¿en dónde han sido destruidos los rectos?

8 Como yo he visto, los que aran iniquidad

Y siembran injuria, la siegan.

9 Perecen por el aliento de Dios,

Y por el soplo de su ira son consumidos.

10 Los rugidos del león, y los bramidos del rugiente,

Y los dientes de los leoncillos son quebrantados.

11 El león viejo perece por falta de presa,

Y los hijos de la leona se dispersan.

12 El asunto también me era a mí oculto;

Mas mi oído ha percibido algo de ello.

13 En imaginaciones de visiones nocturnas,

Cuando el sueño cae sobre los hombres,

14 Me sobrevino un espanto y un temblor,

Que estremeció todos mis huesos;

15 Y al pasar un espíritu por delante de mí,

Hizo que se erizara el pelo de mi cuerpo.

16 Paróse delante de mis ojos un fantasma,

Cuyo rostro yo no conocí,

Y quedo, oí que decía:

17 ¿Será el hombre más justo que Dios?

¿Será el varón más limpio que el que lo hizo?

18 He aquí, en sus siervos no confía,

Y notó necedad en sus ángeles;

19 ¡Cuánto más en los que habitan en casas de barro,

Cuyos cimientos están en el polvo,

Y que serán quebrantados por la polilla!

20 De la mañana a la tarde son destruidos,

Y se pierden para siempre, sin haber quien repare en ello.

21 Su hermosura, ¿no se pierde con ellos mismos?

Y mueren sin haber adquirido sabiduría.

5

1 Ahora, pues, da voces; ¿habrá quien te responda?

¿Y a cuál de los santos te volverás?

2 Es cierto que al necio lo mata la ira,

Y al codicioso lo consume la envidia.

3 Yo he visto al necio que echaba raíces,

Y en la misma hora maldije su habitación.

4 Sus hijos estarán lejos de la seguridad;

En la puerta serán quebrantados,

Y no habrá quien los libre.

5 Su mies comerán los hambrientos,

Y la sacarán de entre los espinos,

Y los sedientos beberán su hacienda.

6 Porque la aflicción no sale del polvo,

Ni la molestia brota de la tierra.

7 Pero como las chispas se levantan para volar por el aire,

Así el hombre nace para la aflicción.

8 Ciertamente yo buscaría a Dios,

Y encomendaría a él mi causa;

9 El cual hace cosas grandes e inescrutables,

Y maravillas sin número;

10 Que da la lluvia sobre la faz de la tierra,

Y envía las aguas sobre los campos;

11 Que pone a los humildes en altura,

Y a los enlutados levanta a seguridad;

12 Que frustra los pensamientos de los astutos,

Para que sus manos no hagan nada;

13 Que prende a los sabios en la astucia de ellos,a

Y frustra los designios de los perversos.

14 De día tropiezan con tinieblas,

Y a mediodía andan a tientas como de noche.

15 Así libra de la espada al pobre, de la boca de los impíos,

Y de la mano violenta;

16 Pues es esperanza al menesteroso,

Y la iniquidad cerrará su boca.

17 He aquí, bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga;

Por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso.b

18 Porque él es quien hace la llaga, y él la vendará;

El hiere, y sus manos curan.

19 En seis tribulaciones te librará,

Y en la séptima no te tocará el mal.

20 En el hambre te salvará de la muerte,

Y del poder de la espada en la guerra.

21 Del azote de la lengua serás encubierto;

No temerás la destrucción cuando viniere.

22 De la destrucción y del hambre te reirás,

Y no temerás de las fieras del campo;

23 Pues aun con las piedras del campo tendrás tu pacto,

Y las fieras del campo estarán en paz contigo.

24 Sabrás que hay paz en tu tienda;

Visitarás tu morada, y nada te faltará.

25 Asimismo echarás de ver que tu descendencia es mucha,

Y tu prole como la hierba de la tierra.

26 Vendrás en la vejez a la sepultura,

Como la gavilla de trigo que se recoge a su tiempo.

27 He aquí lo que hemos inquirido, lo cual es así;

Oyelo, y conócelo tú para tu provecho.

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