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Romanos 8:29–39

29 Porque a los que de antemano conocióa, también los predestinób a ser hechos conforme a la imagen de Su Hijoc, para que Él sea el primogénitod entre muchos hermanos.

30 A los que predestinóa, a esos también llamób. A los que llamó, a esos también justificóc. A los que justificó, a esos también glorificód.

31 Entonces, ¿qué diremosa a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotrosb?

32 El que no negó ni a Su propio Hijoa, sino que lo entregó por todos nosotrosb, ¿cómo no nos dará también junto con Él todas las cosas?

33 ¿Quién acusará a los escogidos de Diosa? Dios es el que justificab.

34 ¿Quién es el que condenaa? Cristo Jesús es el que muriób, sí, más aún, el que resucitó1c, el que además está a la diestra de Diosd, el que también intercede por nosotrose.

35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo1a? ¿Tribulación, o angustiab, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espadac?

36 Tal como está escrito:

«Por causa Tuya somos puestos a muerte todo el día;

Somos considerados como ovejas para el mataderoa».

37 Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amóa.

38 Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vidaa, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes1b,

39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Diosa que es en Cristo Jesús Señor nuestrob.

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