Romanos 8:26–27
26 De la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. No sabemos orar como debiéramosa, pero el Espíritu mismo intercede por nosotrosb con gemidos indecibles.
27 Y Aquel que escudriña los corazonesa sabe cuál es el sentir1 del Espíritub, porque Él intercede por los santosc conforme a la voluntad de Dios.
Un servicio de Software Bíblico Logos