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Proverbios 16–19

Vida y conducta

16 Los propósitos del corazóna son del hombre,

Pero la respuesta de la lengua es del Señor.

2 Todos los caminos del hombre son limpios ante sus propios ojos,

Pero el Señor sondea1 los espíritusa.

3 Encomienda1 tus obras al Señora,

Y tus propósitos se afianzarán.

4 Todas las cosas hechas por el Señor tienen1 su propio fina,

Hasta el impío, para el día del malb.

5 Abominación al Señor es todo el que es altivo de corazón;

Ciertamente no quedará sin castigo.

6 Con misericordia y verdad se expía la culpaa,

Y con el temor1 del Señor el hombre se aparta del malb.

7 Cuando los caminos del hombre son agradables al Señor,

Aun a sus enemigos hace que estén en paz con éla.

8 Mejor es poco con justicia,

Que gran ganancia con injusticia.

9 La mente del hombre planea su caminoa,

Pero el Señor dirige sus pasosb.

10 Decisión divina hay en los labios del reya;

En el juicio no debe errar1 su boca.

11 El peso y las balanzas justas son del Señora;

Todas las pesas1 de la bolsa son obra Suya.

12 Es abominación para los reyes cometer iniquidad,

Porque el trono se afianza en la justiciaa.

13 El agrado de los reyes son los labios justos,

Y amado será el que hable lo recto.

14 El furor del rey es como mensajero de muerte,

Pero el hombre sabio lo aplacará.

15 En el resplandor del rostro del rey hay vida,

Y su favor es como nube de lluvia tardíaa.

16 Adquirir sabiduría, cuánto mejor que el oro,

Y adquirir inteligencia es preferible a la plataa.

17 La senda1 de los rectos es apartarse del mal;

El que guarda su camino preserva su almaa.

18 Delante de la destrucción va el orgullo,

Y delante de la caídaa, la arrogancia de espíritu.

19 Mejor es ser de espíritu humildea con los pobres

Que dividir el botínb con los soberbios.

20 El que pone atención a la palabra hallará el biena,

Y el que confía en el Señor es bienaventuradob.

21 El sabio de corazón será llamado prudentea,

Y la dulzura de palabras1 aumenta la persuasión2b.

22 El entendimiento es fuente de vida para el que lo posee,

Pero la instrucción1 de los necios es necedad.

23 El corazón del sabio enseña a su bocaa

Y añade persuasión1 a sus labios.

24 Panal de miel son las palabras agradablesa,

Dulces al alma y salud para los huesosb.

25 Hay camino que al hombre le parece derecho,

Pero al final es camino de muertea.

26 El apetito1 del trabajador para él trabaja,

Porque su boca lo impulsa.

27 El hombre indigno planea1 el mala,

Y sus palabras son2 como fuego abrasadorb.

28 El hombre perverso provoca1 pleitos,

Y el chismoso separa a los mejores amigos.

29 El hombre violento provoca a su prójimo

Y lo guía por camino que no es buenoa.

30 El que guiña los ojos lo hace para tramar perversidades;

El que aprieta los labios ya hizo el mal.

31 La cabeza canosa es corona de gloriaa,

Y se encuentra en el camino de la justiciab.

32 Mejor es el lento para la ira que el poderoso,

Y el que domina su espíritu que el que toma una ciudad.

33 La suerte se echaa en el regazo,

Pero del Señorb viene toda1 decisión.

17 Mejor es un bocado seco y con él tranquilidad,

Que una casa llena de banquetes con discordia1a.

2 El siervo prudente prevalecerá sobre el hijo sin honra,

Y con1 los hermanos participará de la herencia.

3 El crisol es para la plata y el horno para el oroa,

Pero el Señor prueba los corazonesb.

4 El malhechor escucha a los labios perversosa;

El mentiroso1 presta atención a la lengua detractora.

5 El que se burla del pobre afrenta a su Hacedora;

El que se regocija de la desgraciab no quedará sin castigo.

6 Corona de los ancianos son los nietosa,

Y la gloria de los hijos son sus padresb.

7 No convienen al necio las palabras elocuentes1a,

Mucho menos al príncipe los labios mentirososb.

8 Talismán1 es el sobornoa a los ojos de su dueño;

Dondequiera que se vuelva, prospera.

9 El que cubre una falta busca afectoa,

Pero el que repite el asunto separa a los mejores amigosb.

10 La reprensión penetra más en el que tiene entendimiento

Que cien azotes en el necio.

11 El rebelde solo busca el mal,

Y un cruel mensajero se enviará contra él.

12 Mejor es encontrarse con una osa privada de sus cachorrosa,

Que con un necio en su necedadb.

13 Al que devuelve mal por biena,

El mal no se apartará de su casab.

14 El comienzo del pleito es como el soltar de las aguas;

Deja, pues, la riña antes de que empiecea.

15 El que justifica al impío y el que condena al justoa,

Ambos son igualmente abominación al Señor.

16 ¿De qué sirve1 el precio en la mano del necio para comprar sabiduríaa

Cuando no tiene entendimiento2?

17 En todo tiempo ama el amigoa,

Y el hermano nace para tiempo de angustia.

18 El hombre falto de entendimiento1 se compromete2,

Y sale fiador a favor de su prójimoa.

19 El que ama la transgresión, ama el pleitoa;

El que alza su puerta, busca la destrucciónb.

20 El de corazón perverso nunca encuentra el biena,

Y el de lengua pervertida cae en el malb.

21 El que engendra un necio, para su tristeza lo engendra,

Y el padre del necio no tiene alegríaa.

22 El corazón alegre es buena medicina1a,

Pero el espíritu quebrantado seca los huesosb.

23 El impío recibe sobornoa bajo el manto1

Para pervertir las sendas del derechob.

24 En presencia del que tiene entendimiento está la sabiduría,

Pero los ojos del necioa están en los extremos de la tierra.

25 El hijo necio es pesadumbre de su padrea

Y amargura para la que lo dio a luzb.

26 Ciertamente no es bueno multar al justoa,

Ni golpear a los nobles por su rectitud.

27 El que retiene sus palabras tiene conocimiento1a,

Y el de espíritu sereno es hombre entendidob.

28 Aun el necio, cuando calla, es tenido por sabio,

Cuando cierra los labios, por prudentea.

18 El que vive aislado busca su propio deseo,

Contra todo consejo se encolerizaa.

2 El necio no se deleita en la prudencia,

Sino solo en revelar su corazóna.

3 Cuando llega el impío, llega también el desprecio,

Y con la deshonra viene la afrenta.

4 Aguas profundas son las palabras de la boca del hombrea;

Arroyo que fluye, la fuente de la sabiduría.

5 No es bueno mostrar preferenciaa por el impío,

Para ignorar al1 justo en el juiciob.

6 Los labios del necio provocan1 riña,

Y su boca llama a los golpesa.

7 La boca del necio es su ruinaa,

Y sus labios una trampa para su alma.

8 Las palabras del chismoso son como bocados deliciosos,

Y penetran hasta el fondo de las entrañas1.

9 También el que es negligente en su trabajoa

Es hermano del que destruyeb.

10 El nombre del Señora es torre fuerteb,

A ella corre el justo y está a salvo1c.

11 La fortuna del rico es su ciudad fortificadaa,

Y como muralla alta en su imaginación.

12 Antes de la destrucción el corazón del hombre es altivoa,

Pero a la gloria precede la humildadb.

13 El que responde antes de escuchar,

Cosecha1 necedad y vergüenzaa.

14 El espíritu del hombre puede soportar su enfermedada,

Pero el espíritu quebrantado, ¿quién lo puede sobrellevarb?

15 El corazón del prudente adquiere conocimientoa,

Y el oído del sabio busca el conocimientob.

16 La dádiva del hombre le abre caminoa

Y lo lleva ante la presencia de los grandes.

17 Justo parece el primero que defiende su causa1

Hasta que otro2 viene y lo examina3.

18 La suertea pone fin a los pleitos

Y decide1 entre los poderosos.

19 El hermano ofendido es más difícil de ganar que una ciudad fortificada,

Y los pleitos son como cerrojos de fortaleza.

20 Con el fruto de su boca el hombre sacia su vientrea,

Con el producto de sus labios se saciaráb.

21 Muerte y vida están en poder1 de la lenguaa,

Y los que la aman comerán su frutob.

22 El que halla esposa halla algo buenoa

Y alcanza el favor del Señorb.

23 El pobre habla suplicandoa,

Pero el ricob responde con durezac.

24 El hombre de muchos amigos se arruina1,

Pero hay amigo2 más unido que un hermanoa.

19 Mejor es el pobre que anda en su integridada

Que el de labios perversos y necio.

2 Tampoco es bueno para una persona1 carecer de conocimiento,

Y el que se apresura con los pies pecaa.

3 La insensatez del hombre pervierte su caminoa,

Y su corazón se irrita contra el Señorb.

4 La riqueza añade muchos amigos,

Pero el pobre es separado de su amigoa.

5 El testigo falsoa no quedará sin castigo,

Y el que cuenta1 mentiras no escaparáb.

6 Muchos buscan el favora del generoso1,

Y todo hombre es amigo del que dab.

7 Todos los hermanos del pobre lo aborrecen,

¡Cuánto más sus amigos se alejarán de éla!

Los persigueb con palabras, pero ellos se han ido1.

8 El que adquiere cordura1 ama su alma;

El que guarda la prudencia hallará el biena.

9 El testigo falso no quedará sin castigo,

Y el que cuenta1 mentiras pereceráa.

10 Al necio no conviene la vida de lujoa;

Mucho menos a un siervo gobernar a los príncipesb.

11 La discreción del hombre le hace lento para la iraa,

Y su gloria es pasar por alto una ofensab.

12 Como rugido de león es la ira del reya,

Y su favor como rocío sobre la hierbab.

13 El hijo necio es ruina de su padrea,

Y gotera constante las contiendas de una esposab.

14 Casa y riqueza son herencia de los padresa,

Pero la mujer prudente viene del Señor.

15 La pereza hace caer en profundo sueñoa,

Y el alma ociosa sufrirá hambre.

16 El que guarda el mandamiento guarda su almaa,

Pero el que desprecia sus caminos morirá.

17 El que se apiada del pobre presta al Señora,

Y Él lo recompensará por su buena obra1b.

18 Disciplina a tu hijo mientras hay esperanza,

Pero no desee tu alma causarle la muertea.

19 El hombre de gran ira llevará el castigo,

Porque si tú lo rescatas, tendrás que hacerlo de nuevo.

20 Escucha el consejo y acepta la corrección1,

Para que seas sabioa el resto de tus días2.

21 Muchos son los planes en el corazón del hombrea,

Mas el consejo del Señor permaneceráb.

22 Lo que es deseable en un hombre es su bondad1,

Y es mejor ser pobre que mentiroso.

23 El temor1 del Señor conduce a la vidaa,

Para poder dormir satisfechob, sin ser tocado2 por el malc.

24 El perezosoa mete su mano en el platob,

Y ni aun a su boca la llevará.

25 Golpea al insolente y el ingenuo1 se volverá astutoa,

Pero reprende al que tiene inteligenciab y ganará2 en conocimiento.

26 El que asalta a su padre y echa fuera a su madrea

Es un hijo que trae vergüenza y desgracia.

27 Cesa, hijo mío, de escuchar la …

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